¿Por qué y cómo debemos reciclar?

Cuidar el medioambiente y nuestro entorno también repercute beneficiosamente en nuestra salud y la de los que nos rodean. Contribuir a ello es sencillo, basta con proponérselo y realizar acciones tan sencillas como reciclar en casa o en el trabajo los residuos. Si tienes dudas te enseñamos cómo hacerlo.

Separar para reciclar

Dos objetivos: uno, actualizar la norma vigente y cumplir, al mismo tiempo, con las indicaciones que llegan desde Bruselas. Y dos, reducir de manera considerable el número de residuos que genera la sociedad.

Y es que ha pasado ya casi una década desde que empezáramos a familiarizarnos con “la regla de las 3 R”, o lo que es lo mismo, reducir, reciclar y reutilizar. Surgió en el año 2002 en Japón y, posteriormente, sería popularizada por la ONG Greenpeace con una clara intención: concienciar sobre la importancia de un consumo responsable, gestionar de manera eficiente los residuos que se generan respetando así el medioambiente y reducir, al mismo tiempo, el volumen de los mismos.

De hecho, y según afirman estudios recientes, algo más del 80% de las personas separa sus residuos y está concienciado sobre la importancia y los beneficios de llevar a cabo esta práctica.

Y es que separar nuestros residuos distinguiendo entre materia orgánica, envases, papeles y vidrios es un gesto muy sencillo que el medioambiente agradece. Porque reciclándolos reducimos la cantidad de materias primas necesarias para la fabricación de, por ejemplo, envases. Al mismo tiempo que disminuye el consumo de energía y, por tanto, la emisión de gases de efecto invernadero que son los causantes del cambio climático.

Azul, verde y amarillo. Parece sencillo, pero a la hora de separar los residuos no todos tenemos claro qué va dentro de cada contenedor. La mejor manera de no equivocarse es, si nos lo permite el espacio, tener varios cubos de basura en casa para hacer la separación de manera previa. En este sentido, ya es posible encontrar bolsas de basura con los mismos colores que los de los contenedores, lo que nos facilita aún más la tarea.

Y es que cada residuo va en un contenedor determinado. Según su color la clasificación sería la siguiente:

1) Contenedor azul: para papel y cartón. Aquí pondremos revistas, periódicos, sobres, servilletas o cajas, pero no los tetrabriks. Es importante evitar que los papeles vayan manchados, por ejemplo, de grasa o que lleven cintas adhesivas, grapas o trozos de plástico.

2) Contenedor verde: este contenedor con forma de iglú está destinado única y exclusivamente al vidrio. Por ejemplo, botellas de vino u otros licores, frascos de perfume, tarros de vidrio para conservas, etcétera. No irán en él ni cristales, ni bombillas y tampoco espejos o cerámica. Siempre que nos sea posible, quitaremos de los botes las etiquetas, argollas y las tapas.

3) Contenedor amarillo: dentro de este cubo van tres tipos de envases. Por un lado, los tetrabriks. En segundo lugar, los envases metálicos, es decir, latas de conserva y de refresco, el papel de aluminio, etcétera.

Y por último, los envases de plástico.

Este último grupo engloba las botellas de agua, botes de suavizante, bolsas de la compra o las bandejas de corcho blanco, por citar algunos ejemplos. Nunca depositaremos en él sartenes, juguetes, electrodomésticos o cualquier otro artículo que no se ajuste a los descritos anteriormente.

4) Contenedor gris o marrón con tapadera naranja (según la ciudad en la que nos encontremos): este sería el contenedor destinado a los residuos orgánicos, los restos vegetales y animales. Aquí también podemos depositar los pañuelos de papel y las servilletas usadas.

Reciclar desde pequeños

Miguel A. Roa, maestro en un centro de educación primaria, valora la importancia de inculcar a los niños desde pequeños una formación en materia de reciclado. “Trabajar la separación de los residuos en el colegio supone que los niños impliquen también a sus padres en el proceso de separación y reciclado”.

Roa añade que “las actividades que realizamos van encaminadas a que, desde el centro educativo, se enseñe a los ciudadanos a respetar y proteger el medio ambiente y a que adopten métodos y pautas de consumo que conduzcan a un desarrollo sostenible”.

En este sentido, las actividades que suelen realizar son, por ejemplo, poner en clase un cubo específico para tirar el papel usado, llevar a los alumnos de excursión a una planta de reciclado para que vean en qué consiste este proceso o nombrar vigilantes del reciclado, que ayudarán a otros compañeros a distinguir y separar los diferentes tipos de residuos que se generan en el colegio.

Agencias 

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