Armando Escalante
Periodista y analista político
“Me sumo al llamado que se está haciendo de pedir a la gente de la región de Veracruz, Puebla, San Luis Potosí, Tamaulipas e Hidalgo que busque refugio en partes altas con familiares y en albergues que se están instalando…
Están pendientes, informando y en apoyo, 7 mil 829 elementos de Protección Civil del estado y de la federación, así como personal de las secretarías de la Defensa y de Marina y de la Comisión Federal de Electricidad…
Estoy en comunicación con el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García. El huracán entrará por Nautla a la una de la mañana, aproximadamente…”.
Así se dirigió el presidente Manuel López en su cuenta de twitter a los mexicanos de aquellos estados, cuando el huracán Grace había pasado ya sobre la Península de Yucatán y cruzaba el Golfo, para continuar su paso hacia el centro del país el día 20 de agosto pasado. Es decir el mandatario les deseó lo mejor y les dio aliento con el gran apoyo que les anunció en su mensaje.
A diferencia de los veracruzanos, en la Península no se resintió tan fuerte el paso de Grace, aunque sí causó un enorme apagón y derribó postes, cables, letreros y miles de árboles. Pero eso, los estragos menores, no podían saberse. Así que es claro que en estas tierras no merecimos un tuit previo del presidente exhortando a la población a mantenerse a salvo, ni avisando que se puso en contacto con las autoridades locales. Y ni falta que nos hizo. El paso del huracán por esta región peninsular fue benévolo pese a los pronósticos que se tenían; menos agua, menos fuerza destructora, menos velocidad, menos tiempo de permanencia. En resumen, un meteoro de intensidad baja pese a lo que marcaron los aviones cazahuracanes.
Grace causó en Yucatán menos estragos de los que suponíamos y de no ser porque la CFE ya está en manos del muy básico de Manuel Bartlett —eso implica mucho— los apagones habrían sido menores y se habrían atendido más rápido. Y es que la reducción de brigadas, el recorte en el pago viáticos, número de personal, cancelación de horas extra, falta de equipo, combustible y refacciones, han hecho de muchas dependencias del Gobierno Federal auténticos elefantes blancos moribundos que se encuentran paralizados sin poder prestar servicio alguno. La CFE hizo lo que pudo en Quintana Roo, y en los poblados de Yucatán y barrios de Mérida se vio rebasada y realmente mal.
¿Se imaginan si realmente nos pega un fenómeno categoría 5? Quedaríamos sin electricidad meses seguramente, sin agua, sin redes… Nos fue realmente muy bien, las precauciones locales, los avisos de las autoridades y la orden de suspender labores, fueron parte de ese daño menor. Y luego junto con la recuperación de los servicios de la mano de los gobiernos estatal y municipales, podemos respirar aliviados. No nos hizo falta ningún tuit, menos como el que les mandó a los veracruzanos el presidente tras el paso de Grace: “Mi pésame a los familiares de niños y adultos que fallecieron por el huracán en Xalapa y otros lugares de Veracruz. No están solos. Cuentan con Cuitláhuac y todos nosotros”.
El xix.— Aunténticos talibanes de la grilla parecen ser quienes se disputan el caso del joven veracruzano que murió en circunstancias no esclarecidas. Tergiversan, difaman, calumnian, inventan, con la gran “serenidad” que les brinda la impunidad y la confianza del soporte económico que está detrás. De ahí se apoyan para transgredir incluso el sentido común. Pretenden y casi lo logran, que se les crea cuando fabrican culpables, pese a que la víctima dio nombres, referencias y hasta describió el color de los uniformes y del vehículo de sus torturadores. Que engañen al tonto que se deje, así sea el presidente.