Abar Wilde Yerves Maldonado asegura que para mejorar el servicio del vital líquido, la Japay tendría que subir precios
“El agua es tan barata que parece un recurso gratuito y que no cuesta nada sacarlo (del manto freático), por eso la gente no lo valora como lo que es. Porque el agua es vida, pero nos la dan tan barata que quizá piensan pues la vida no vale nada, como dice la canción”, reflexionó Abar Wilde Yerves Maldonado, presidente de la Sociedad Yucateca de Ingeniería Sanitaria y Ambiental A.C., organización que participa como asesor técnico ante la Junta de Agua Potable y Alcantarillado de Yucatán (Japay).
Cuidar el agua es un tema que se menciona desde las escuelas, incluso los libros de texto de la Secretaría de Educación Pública (SEP) le dedican un capítulo entero a este asunto, pero cuando se trata de adquirir hábitos para el cuidado de agua, esto se vuelve difícil, ya que requiere de demasiada dedicación a detalles que parecen insignificantes pero no lo son, como vigilar que ninguna llave gotee, no dejar la regadera abierta o utilizar un vaso para lavarse los dientes.
De acuerdo con Yerves Maldonado, “mucha gente, inclusive técnicos, están en la idea de que el suelo de Yucatán es mágico, y que todo lo que se eche pues prácticamente no llega al manto freático, esto hace que la autoridad no tenga dentro de su radar la necesidad de un manejo adecuado de la fosa séptica, ni de aguas residuales, ni de agua de lluvia”, lo cual evidencia el poco valor que se le atribuye al agua.
Sin embargo, cuidar de este recurso no sólo es responsabilidad de las autoridades sino también de la ciudadanía, y en este sentido, el especialista mencionó que una manera de valorarla es recordando las prácticas y enseñanzas de los abuelos y algunos padres, quienes antes de que existieran los garrafones de agua purificada, consumían agua de pozo e incluso agua de lluvia, aprovechando distintas formas para recolectarla para luego consumirla, venderla o usarla.
“Toda esa cultura igual desapareció, porque de mi edad, mucha gente de nuestros papás todavía tenían esos sistemas y sabían muy bien que el agua de las primeras dos lluvias no se toma; se lavan los techos, se instalan bien, se reparan desagües y se usaba esa agua ya no para el uso diario pero pues para regar sí. Con el desarrollo del estado lo que tuvimos es que todo eso se perdió”, declaró el experto de 63 años.
En ese contexto, Abar Yerves mencionó que el precio que maneja la Japay para el servicio de agua potable es “simbólico” porque no contiene todos los costos que lleva la administración, por lo tanto, para mejorar su servicio esta institución tendría que incrementar su sistema tarifario, sentenció.
Para finalizar, el especialista consideró esto último un problema, porque significa que puede llegar un momento en el que ya no habrá agua de buena calidad para tomar sin que tenga un costo mayor por el tratamiento que requiera. ¿Es ese el punto al que se quiere llegar para tomar conciencia del valor del agua?
Texto: Diego Cervantes
Fotos: Agencias