Especialista destaca la importancia de que las instituciones que combaten las adicciones, los centros escolares y los núcleos familiares, refuercen las estrategias de detección a tiempo para atender los casos
De 10 a 24 años es el rango de edad en el que los niños, adolescentes y jóvenes pueden llegar a consumir por primera vez una droga, legal o ilegal, según datos proporcionados por el Centro de Integración Juvenil (CIJ).
Víctor Roa Muñoz, director de los CIJ en Yucatán, indicó que este primer contacto se puede dar por diversas vertientes, como la presión social, las crisis de adaptación en los cambios de ciclo escolar, el abuso de alguna droga (alcohol, tabaco, mariguana) en el entorno familiar, la violencia familiar, y el entorno social y comunitario en el que crecen las y los menores.
“De los datos que nosotros tenemos y de la experiencia clínica, vemos que el inicio del consumo de drogas principalmente está entre los 12, 13 y 14 años, con alcohol, tabaco y mariguana, que podrían considerarse como las tres principales drogas de inicio en la niñez y la adolescencia”, apuntó el directivo.
Señaló que es importante que por parte de las instituciones que combaten las adicciones, los centros escolares y los núcleos familiares, refuercen las estrategias de detección temprana para atender los casos que se puedan presentar de una manera oportuna.
“De los pacientes que atendemos en el CIJ, vemos que el 55 o 60 por ciento de los que consumen drogas iniciaron entre los 10 y 19 años de edad, estamos hablando propiamente de la etapa de la adolescencia”, resaltó.
Aseguró que en Yucatán los programas de prevención en el consumo de drogas, tanto de la Secretaría de Salud como del Ayuntamiento de Mérida, están focalizados a atender la población de adolescentes, para evitar que el consumo continúe y no se desarrolle una dependencia en edades tempranas.
“El cristal es una droga que en los últimos años su consumo se ha disparado exponencialmente, porque los jóvenes comienzan a buscar drogas más fuertes, por eso uno de los objetivos de atención es la detección temprana y la atención oportuna”, comentó.
De igual manera señaló que, históricamente, se ha estigmatizado a la zona sur de la ciudad como la más problemática en el tema del consumo temprano de drogas, quizá porque es donde más se visibilizan este tipo de situaciones y de problemas psicosociales.
“El sur, el oriente y el poniente de la ciudad, sobre todo en colonias en situación económica baja. Pero una realidad es que esta situación igual se da en el norte de la ciudad, solamente que suele ocultarse o no hablarse tan abiertamente del tema. Se puede decir que actualmente el problema de las drogas está generalizado en todos los estratos sociales”, expresó.
El entrevistado manifestó que actualmente en el CIJ atienden a cerca de 500 adolescentes, número que creció por arriba de la atención que se otorgaba previo a la pandemia.
“Actualmente, no solo tenemos ingresos al Centro por tema de consumo de drogas, sino también estamos dando contención a jóvenes que están pasando por problemas de ansiedad o depresión tras la pandemia, pues a muchos les afectó el encierro y haber vivido con la incertidumbre durante cerca de dos años, que los hizo pasar momentos complicados”, explicó.
Roa Muñoz mencionó que en la actualidad 4 de cada 10 llamadas al Centro de Integración Juvenil son de padres de jóvenes adultos que buscan contención emocional para sus hijos.
Romper el tabú
Por su parte, el psicólogo Leandro G. Cantón Gamboa, quien se desarrolla como orientador educativo en un bachillerato público y técnico en el sur de la ciudad, consideró que es importante que los padres de familia rompan el tabú de hablar con sus hijos sobre las drogas y su entorno, por lo que es necesario que se informen del tema para prevenirlos y ponerlos en contexto de los que son, cómo se ven y dónde pueden llegárselos a ofrecer.
“Hay que ser flexibles y abiertos a escuchar a las y los jóvenes y entender cuáles son las necesidades que tiene los jóvenes a nivel emocional y físicamente, porque, finalmente, el placer que ellos están buscando también lo pueden obtener a través del deporte, del arte, la socialización, sus relaciones o éxitos en la escuela. Podemos ayudar a hacer que se enfoquen más en ellos y no estén pensando o buscando este placer en cosas más inmediatas, como las drogas”, planteó.
De igual manera destacó que hay que tener en cuenta que la etapa de secundaria y preparatoria, es difícil para los adolescentes y jóvenes, pues es cuando más experimentan los cambios físicos, psicológicos, emocionales y sociales.
“Muchos de los jóvenes en esta etapa es cuando comienzan a conocer qué es lo que le gusta, cuáles cosas le causan placer, cuáles son los grupos de personas con lo que se sienten más cómodos o a los que quieren pertenecer y también se caracteriza mucho por la impulsividad y por encontrar lo más pronto el placer”, añadió.
El también maestro en Psicoterapia de Parejas y Familia dijo que igualmente es importante saber que las adicciones no solo pueden darse únicamente con sustancias, sino también mostrar conductas adictivas o nocivas, las cuales buscan, principalmente, obtener este placer y ocupan gran protagonismo en las vidas de las y los jóvenes.
“Es importante que, como padres de familia, logremos identificar cuándo los jóvenes pudieran estar en una situación de riesgo. Las conductas de cuándo se consumen drogas de manera experimental no suelen presentar cambios radicales, pero sí podemos ver a muchachas y muchachos con un problema de abuso de sustancias cuando dejan de lado sus propias necesidades o aquellas que deberían ser sus prioridades como la escuela, sus amigos o divertirse”, resaltó.
Externó que en cuestión de las drogas, sobre todo las ilegales, existen mayores factores de riesgo, pues estas suelen estar totalmente relacionadas con el narcotráfico y la violencia.
Texto: Andrea Segura
Fotos: Cortesia