Junto con acciones de investigación en los sitios arqueológicos cercanos a la ruta del Tren Maya, así como de optimización de los servicios de atención en los mismos, el Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza) prioriza la conservación de las estructuras prehispánicas y de los elementos muebles asociados a ellas.
En el estado de Yucatán, el Promeza, vinculado con el proyecto Tren Maya, impulsado por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo, en colaboración con la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), emprende trabajos de restauración y conservación en Chichén Itzá, Dzibilchaltún y Ek’ Balam, así como en sitios de la Ruta Puuc.
En Chichén Itzá se intervienen estructuras mayas prehispánicas, seleccionadas por sus ornamentos o técnicas de manufactura que las vuelven únicas, así como por ser las más visitadas, como el Juego de Pelota, así como la mayor parte de los templos que conforman la denominada Gran Nivelación, monumentos que datan periodo Posclásico Temprano (930-1200 d.C.), los cuales son icónicos del sitio arqueológico.
Asimismo, se implementan tratamientos de conservación en las estructuras más antiguas, como La Iglesia, que data aproximadamente del año 850 d.C., así como en estructuras que no están abiertas a la visita pero que conservan valores específicos, por ejemplo, restos de pintura mural.
De acuerdo con las restauradoras del Centro INAH Yucatán, Natalia Hernández Tangarife, Karla Martínez López, Claudia García Solís y Claudia Ocampo Flores, cada uno de los monumentos ha sido objeto de un registro fotogramétrico y de un levantamiento sobre su estado de conservación.
Las imágenes y las reconstrucciones 3D, creadas mediante la fotogrametría, ayudan a fortalecer los registros en torno al patrimonio y dejan constancia, para las futuras generaciones, del estado que guardaban.
En el caso de la Ruta Puuc, apuntan Natalia Hernández y Karla Martínez, el proyecto integral derivado del Promeza ha permitido generar un registro y acciones de conservación y de restauración en diversos elementos labrados en piedra y acabados estucados de sitios arqueológicos como Kabah, Sayil, Labná, Chacmultún, Xlapak, Oxkintok y las grutas de Loltún.
Gran parte de la arquitectura Puuc se distingue por las fachadas tipo mosaico, es decir, edificios recubiertos con piedras labradas y decoraciones cargadas en las esquinas, frisos y accesos principales, en los cuales es común la presencia de tallas que representan a dioses narigudos o monstruos de la tierra.
Uno de los edificios atendidos, el cual es uno de los más grandes de esta ruta, es el llamado Codz Pop, en la Zona Arqueológica de Kabah, estructura del periodo Clásico Terminal (650-950 d.C.), cuya fachada principal tiene un mosaico de piedra y mascarones que cubren 50 metros de largo y 7.5 metros de altura.
Asimismo, se priorizan los tratamientos de conservación a las estelas, dinteles, escalones con jeroglíficos y pinturas murales de Oxkintok y Chacmultún.
En la intervención que realiza el INAH de los antiguos monumentos mayas, mediante el Promeza, participan restauradores, arqueólogos y arquitectos, así como de trabajadores originarios del propio estado de Yucatán.
Las cuadrillas, de 30 o 50 albañiles que laboran, están formadas por hombres y mujeres con décadas de experiencia en la exploración, limpieza, consolidación y restauración de arquitectura maya prehispánica.
“En el área Puuc –finaliza Natalia Hernández– los albañiles especializados provienen del pueblo de Oxkutzcab, mientras que otra parte del equipo la conforman ayudantes de Santa Elena. Son personas especializadas en restauración arquitectónica, de quienes aprendemos recíprocamente en cada uno de los proyectos”.
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