Sentimientos encontrados: adiós a mi perrita mariposa, bienvenido Doctorado

Deyanira Trinidad Álvarez Villajuana
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Los animalitos, son parte de la familia. Dios dice en su palabra “El justo, cuida a sus animales, pero el perverso es cruel con ellos”, Proverbios 12:10. 

“Mariposa”, era una perrita french puddle mini toy, sumamente amorosa, inteligente, noble e intrépida, como su ama. Me acompañó durante 12 años, de manera fiel en cada una de las situaciones de vida que atravesé, siendo parte fundamental en ellas. Tuvo una vida llena de amor, cuidados y muy saludable, pues mi amado papá qepd era médico veterinario zootecnista y Mariposa no se le despegaba, siendo el amor entre ellos, innegable. 

Al fallecer, Mariposa se pegó de una forma muy especial a mí, compartíamos momentos de hacer tareas, dar cursos, escribir los tres libros que he publicado hasta la fecha, e inclusive, me acompañó en cada paso de la elaboración de lo que terminó por ser mi Tesis de Doctorado en Ciencias de la Educación, cuya defensa en la Universidad Anáhuac Mayab, sostuve con éxito el día de hoy, a tres días del fallecimiento de Mariposa. 

Ella, como todos los animalitos de este mundo, van directo con Papá Dios al morir. Mariposa, se encuentra en un lugar mucho mejor, y nos quedamos con sus recuerdos atesorados en el corazón. Sin duda, las mascotas, dejan de serlo como tal, para convertirse en miembros de la familia, siendo muchas veces más leales y fieles, que quienes ostentan el título de seres humanos. 

Si tú también has tenido alguna vez un animal no humano, con quien has compartido vida, y has amado mucho, entenderás lo que significa una pérdida de esta naturaleza. Hay un duelo marcado, pues su ausencia duele, se siente, ya no está ahí, no te celebra con brincos y una colita que se mueve de forma ininterrumpida al verte llegar. Sus besitos, aullidos, soniditos, todo, que la hacía tan ella, única e irrepetible, se quedan en mi memoria, y sé que también han quedado en la tuya, considerando tu caso concreto. Hoy, dediqué mi defensa de Tesis Doctoral, en primer lugar, a Dios; en segundo lugar, a mi familia; en tercer lugar, a Mariposa, de manera específica, pues fue mi fiel compañera, quien me acompañó por horas y horas sentada frente al ordenador, acurrucándose en mi regazo mientras yo redactaba y de broma le preguntaba: Mariposa, ¿cómo me está quedando mi escrito?, y ella me respondía: Uou, en idioma perruno, que traducido al humano significa “wow”. 

Con ello, tenía motivación de sobra para continuar. El día de hoy, quiero realizar un reconocimiento a la bella, importante y fundamental labor de las personas que se dedican a la cura de los animales, pero también a la defensa de sus derechos, rescatándolos con un amor que no pide nada a cambio, tal y como los animalitos hacen: aman sin esperar nada a cambio, ¿acaso no tenemos mucho que aprender de ellos los humanos?, considero que sí. 

Quiero dar gracias a Dios por permitirme haber disfrutado el tiempo de vida que me permitió a Mariposa, pero también, antes de ella, a la también hermosa Beba, una perrita labradora, a quien Mariposa le aprendió cuestiones como ladrar y cazar lagartijas o ratones. 

De forma natural, Mariposa no lo hacía, pero adquirió conductas de labrador y era una mezcla perfecta entre ternura y valentía, ser perrita de casa y de caza, era simplemente hermosa, era mi bella Mariposa. En paz descansa ya y Dios mediante nos volveremos a ver, junto con mi papá y mis demás seres queridos, pues quienes tenemos fe en Jesús, en el corazón, tenemos promesa de vida eterna. Así sea. Bendiciones. 

L

os animalitos, son parte de la familia. Dios dice en su palabra “El justo, cuida a sus animales, pero el perverso es cruel con ellos”, Proverbios 12:10. 

“Mariposa”, era una perrita french puddle mini toy, sumamente amorosa, inteligente, noble e intrépida, como su ama. Me acompañó durante 12 años, de manera fiel en cada una de las situaciones de vida que atravesé, siendo parte fundamental en ellas. Tuvo una vida llena de amor, cuidados y muy saludable, pues mi amado papá qepd era médico veterinario zootecnista y Mariposa no se le despegaba, siendo el amor entre ellos, innegable. 

Al fallecer, Mariposa se pegó de una forma muy especial a mí, compartíamos momentos de hacer tareas, dar cursos, escribir los tres libros que he publicado hasta la fecha, e inclusive, me acompañó en cada paso de la elaboración de lo que terminó por ser mi Tesis de Doctorado en Ciencias de la Educación, cuya defensa en la Universidad Anáhuac Mayab, sostuve con éxito el día de hoy, a tres días del fallecimiento de Mariposa. 

Ella, como todos los animalitos de este mundo, van directo con Papá Dios al morir. Mariposa, se encuentra en un lugar mucho mejor, y nos quedamos con sus recuerdos atesorados en el corazón. Sin duda, las mascotas, dejan de serlo como tal, para convertirse en miembros de la familia, siendo muchas veces más leales y fieles, que quienes ostentan el título de seres humanos. 

Si tú también has tenido alguna vez un animal no humano, con quien has compartido vida, y has amado mucho, entenderás lo que significa una pérdida de esta naturaleza. Hay un duelo marcado, pues su ausencia duele, se siente, ya no está ahí, no te celebra con brincos y una colita que se mueve de forma ininterrumpida al verte llegar. Sus besitos, aullidos, soniditos, todo, que la hacía tan ella, única e irrepetible, se quedan en mi memoria, y sé que también han quedado en la tuya, considerando tu caso concreto. Hoy, dediqué mi defensa de Tesis Doctoral, en primer lugar, a Dios; en segundo lugar, a mi familia; en tercer lugar, a Mariposa, de manera específica, pues fue mi fiel compañera, quien me acompañó por horas y horas sentada frente al ordenador, acurrucándose en mi regazo mientras yo redactaba y de broma le preguntaba: Mariposa, ¿cómo me está quedando mi escrito?, y ella me respondía: Uou, en idioma perruno, que traducido al humano significa “wow”. 

Con ello, tenía motivación de sobra para continuar. El día de hoy, quiero realizar un reconocimiento a la bella, importante y fundamental labor de las personas que se dedican a la cura de los animales, pero también a la defensa de sus derechos, rescatándolos con un amor que no pide nada a cambio, tal y como los animalitos hacen: aman sin esperar nada a cambio, ¿acaso no tenemos mucho que aprender de ellos los humanos?, considero que sí. 

Quiero dar gracias a Dios por permitirme haber disfrutado el tiempo de vida que me permitió a Mariposa, pero también, antes de ella, a la también hermosa Beba, una perrita labradora, a quien Mariposa le aprendió cuestiones como ladrar y cazar lagartijas o ratones. 

De forma natural, Mariposa no lo hacía, pero adquirió conductas de labrador y era una mezcla perfecta entre ternura y valentía, ser perrita de casa y de caza, era simplemente hermosa, era mi bella Mariposa. En paz descansa ya y Dios mediante nos volveremos a ver, junto con mi papá y mis demás seres queridos, pues quienes tenemos fe en Jesús, en el corazón, tenemos promesa de vida eterna. Así sea. Bendiciones.