Decano regresò al campo para vivir. Se ganò la vida en una plaza danzando según el compás que marcaron los ritmos de Morenito de Aranda. Tanto amor pone el ganadero en sus toros, tanto cuidado, tantas horas… Hay que saber antes de hablar, saber cada dificultad, saber cada miedo, saber la belleza de cada momento elegido y disfrutado…
Decano en el campo. Vivo, toro, semental.
La todavía niña recordò a la niña que no hace mucho fue… Las trenzas, la merienda hablando de toros, la mañana de Reyes en la que sus Majestades jamás olvidaron un obsequio taurino… una niñez sana, divina, pan con chocolate y el tentadero, la comba, manzanas asadas en otoño. La familia. La niña ya mujer admirò la belleza y el poder de Decano.
Decano en casa. Vivo, poderoso, toro!
La chica que fuera niña de cabellos dorados recorriò la finca y respirò aquel aire, aquella paz, aquella energía. Tanta hermosura en el campo! Y añorò a su padre, siempre presente desde el cielo, el que tanto amara a los animales, y el saber, y el estar. Para él enviò un beso… y continuò gozando de la apostura de Decano, su garra, su raza.
Decano de regreso. Vivo, noble, burel!
Dedicado a los ganaderos, a mis amigos ganaderos, y a los ganaderos en general, agradecida por tanto amor que ponen en sus tierras
Dedicado a Paty
Dedicado a Luisito, niño con raza