Luna Llena en Nochebuena…

 …la Luna estaba allí, redonda y pura, blanca y serena, Luna Llena en Nochebuena, mientras las calles se llenaban de luz y villancicos, y en cada alma latía el sonido de la Navidad… La Luna en verdad se sentía niña, como aquellas pequeñas que jugaban en sus salones con sus cunitas de bebés y sus muñecas con vestidos y zapatos de encajes. La Luna mantenía joven su espíritu, y era ingenua y dulce, inocente e infantil… Bonita, como bonitas son las mañanas frescas de la primera primavera… Era una nena en plata y cielo… Y entonces la Luna, que se emocionaba cuando veía las ventanas de los hogares y las chimeneas encendidas y las mesas adornadas, escribiò a su modo su carta de Navidad. La escribiò en forma de canciòn, se inventò un tema, y lo cantò a la vera de las estrellas… La letra de la canciòn era su especial deseo navideño… La Luna sabía de la lucha de un pequeño… Y deseaba su recuperaciòn… La deseaba con todo su ser, y con toda su fuerza etérea y eterna… Cantò la Luna en el cielo de diciembre sobre el niño, niño de rostro hermoso y mirada franca, tan amante de los caballos y de los perros y de su perra, niño alegre que siempre había gustado de divertirse con sus amigos y primos, con los estallidos simpàticos de los petardos. Niño conversador, niño amante de platicar con su papá y sobre la infancia de su papá, sevillista. La Luna cantò a la infancia de aquel pequeño al que apasionan las migas con huevo frito y el arroz navideño, las cacerías, el campo, la finca… Y la canciòn de la Luna estremeciò la piel de los que supieron escucharla. Y se escuchò en muchos lugares, en Sevilla, y en Antequera, y al compás de los sentimientos de verdad, y en el corazòn… Y finalmente la Luna Llena le cantò a la Nochebuena… y las estrellas danzaron en paz… Feliz Nochebuena! Dedicado a Luis Carrasco. Y a sus hermanos y padres…

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