¡Qué orgullo las personas LGBTIQA+ en terapia!

René Emir Buenfil Viera 

psicrenebuenfil@gmail.com

Qué orgullo los hombres homosexuales que trabajan en sus emociones, que se cuestionan tantas creencias limitantes, muchas de ellas diseñadas precisamente para mantenerlos en los márgenes, que abren los ojos a las relaciones violentas, al abuso narcisista, que confían y creen en sí mismos, que van por la vida intentando esquivar la violencia machista, que saben hacer comunidad, que luchan por los derechos sexuales, por los espacios de representación dignos en los medios de comunicación, que se comprometen a sanar la violencia sexual que han sobrevivido, que día con día viven vidas plenas y felices, y con metas y proyectos por cumplir.

Qué orgullo las mujeres lesbianas que vienen a terapia a encontrarse a sí mismas, en esas partes o versiones a las que les costó tanto trabajo llegar y les cuesta disfrutar y aceptar ya sea por su pareja que las quiere tener ocultas en el closet, o por el control que ejercen sobre ellas, o por las dudas, los celos, las inseguridades que viven e intentan transformar, sus historias de vida que he tenido el privilegio de acompañar me llenan de admiración en su capacidad de enfrentar el mundo y salir adelante dándole la vuelta a la discriminación, el saber de una clienta que un psicólogo le negó la atención porque su pareja era otra mujer me llenó de rabia, a partir de ese momento me di cuenta de lo importante que es ser amigable abiertamente con la comunidad LGBTIQA+.

Qué orgullo las personas bisexuales que vienen a terapia, en su mayoría adolescentes que me han dado unas cátedras de bisexualidad y me han asombrado tanto con la naturalidad que descubren su sexualidad y la firmeza con la que hablan al respecto aún ante el espanto de sus madres y/o padres, que fuerte enfrentar una sociedad donde tu pareja te rechace por tu orientación, o lo que tuviste que pasar al definirte de otras maneras hasta llegar aquí, y que ahora estén en un lugar tan cómodo a pesar de que la sociedad no sepa dónde colocarles, o incluso las personas a su alrededor se vean amenazadas simplemente porque son lo que son y no se avergüenzan de eso.

Qué orgullo las infancias y adolescencias trans en terapia, el viaje tan confuso y tardado que emprenden y la valentía incomparable que esta transición requiere y que van dando paso firme a pesar del escándalo y la incomodidad de casi todas las personas a su alrededor, y que privilegio tengo de acompañar a familias que han estado al pie del cañón con sus hijas o hijos a pesar de no entender muy bien lo que está pasando, siento que es una forma tan especial de amar que vale oro. Y que sobrecarga emocional seguir siendo infancia y adolescencia además de este tránsito hacia el género que son, me conmueve profundamente tanto su entereza, como su dolor en los momentos difíciles.

Qué bueno que este mes nos recuerde que todavía necesitamos las marchas del orgullo, que alegría estar del lado correcto de la historia y acompañar a las personas a ser su mejor versión sin discriminar, y sintiéndome si acaso aspirante a aliado, porque tengo mucho que aprender.