El fraccionamiento Piedra de Agua, en el municipio de Umán, vive entre el abandono y el olvido. Sus habitantes aseguran que la alcaldesa Kenia Walldina Sauri Maradiaga, los ha dejado a su suerte, pues los servicios públicos han desaparecido.
Las calles están llenas de enormes baches, la maleza brota del asfalto como si reclamara el territorio, la basura se acumula sin control, y las fugas de agua corren sin que nadie las atienda. Los pozos pluviales tapados completan un panorama desolador, donde cada día, cada hora y cada minuto se sienten como una lucha por sobrevivir entre el descuido y la indiferencia.
Lo que alguna vez fue concebido como un hogar digno para las familias umanenses, hoy es un lugar marcado por los problemas de convivencia, inseguridad y deterioro. Los vecinos dicen que cada amanecer trae consigo una nueva preocupación, mientras el Ayuntamiento permanece inmóvil ante sus constantes llamados de auxilio.
“Este espacio se supone que era un área verde, acá por la calle 37 con 44. En febrero o marzo todavía se podía caminar, sentarse por las tardes, pero empezó a crecer la hierba y ya no vinieron los trabajadores del ayuntamiento; luego se llenó de basura, de ratones y nadie hace nada. Le pedimos a la presidenta municipal, pero no hace nada”, relataó con frustración Maribel Tun, vecina del lugar.
En cada calle los baches son una trampa inevitable. Algunos llevan meses sin ser reparados, convirtiéndose en peligros constantes para automovilistas, motociclistas y mototaxistas que a diario arriesgan su seguridad al circular por el fraccionamiento. “No nada más son los baches —cuenta Marcelino, vecino del parque del Kiosco—, allá al fondo, donde están los departamentos, hay venta de drogas, y como el alumbrado es deficiente, por las noches se vuelve inseguro. La Policía Municipal casi no se ve, y también hay casas de citas con jovencitas; nadie pone orden”, expresó.
En las calles 39, 44 y 46, los vecinos ya no hablan de charcos, sino de lagunas permanentes. Las rejillas tapadas y el mal drenaje han provocado inundaciones que el ayuntamiento, encabezado por la alcaldesa Kenia Walldina, ha ignorado por completo, pese a las reiteradas peticiones.
“Cada vez que llueve o hay una fuga de agua, se forma un charco enorme porque la calle está como columpio. Ya llevamos solicitudes al ayuntamiento y nos dijeron que sí vendrían a drenar el agua, pero no han venido”, lamentó Margarita, vecina de la calle 39, mientras observa cómo el agua estancada refleja el deterioro de toda una comunidad.
Texto y foto: Alejandro Ruvalcaba




