A poco más de medio siglo de su creación, el máximo escaparate de lo que nuestro estado produce se mantiene como el evento más apreciado y esperado por propios y extraños durante el año
La Feria de Xmatkuil, la más querida por la gente de Yucatán y de toda la península, volvió a convertirse en un torbellino de alegría, euforia, reencuentros y, ¿por qué no?, el nacimiento de uno que otro romance. Entre sus pasillos siempre hay miradas que se encuentran y manos que se rozan, como si el amor tuviera ahí su propio escenario.
Desde su inauguración, el 7 de noviembre, un total de 103 mil 567 visitantes comenzó a llenar el recinto. Familias enteras llegaron desde distintos rincones de la entidad, y los juegos mecánicos —los favoritos de los niños— volvieron a ser paradas obligadas.
“Ya los subimos a los carritos chocones, al carrusel, y ahora quieren la rueda de la fortuna”, contó entre risas María Chan, quien viajó desde el puerto de Progreso en su auto compacto para pasar el día con su hija de siete años.
Otro de los espacios más concurridos es el Castillo de Coca Cola, visitado por bebés, niños, adultos y abuelos, una tradición que parece heredarse de generación en generación. Para el sábado 8 de noviembre, el recinto ya había recibido 167 mil 458 personas, y al día siguiente otras 138 mil 533.
El atractivo ganadero
La zona ganadera también conquista cientos de miradas gracias a los imponentes toros sementales de razas como Cebú, Beefmaster, Simmental, Brahman y Angus —esta última famosa por su carne y su facilidad de reproducción.
Las familias se detenían a observar a los animales, a tomarse fotos e incluso a preguntar con curiosidad: “¿Y el gusano barrenador?”. Pero todos los ejemplares expuestos están sanos y libres de cualquier plaga.
El médico veterinario José Herález Villamil explicó que cada animal pasa por estrictos controles sanitarios.
“El procedimiento inicia antes del traslado, los animales son inspeccionados y reciben un tratamiento preventivo con productos que eliminan posibles larvas, mientras que los remolques o camiones utilizados para su transporte son asperjados con insecticidas, con el fin de evitar que viajen moscas u otros insectos”, detalló.
Mientras tanto, la vida seguía vibrando entre los pasillos de artesanías, ropa y productos locales. Los niños querían todo: dulces, muñecos, ropa… e incluso dormirse en las hamacas colgadas a la venta.
La fiesta continuó en el Teatro del Pueblo con la tradicional función de lucha libre, donde el público “se arrancaba los pelos” entre gritos, carcajadas y desahogos que borraban, al menos por un rato, el estrés de la semana. Muchos se fueron a casa con una máscara en el rostro y el deseo de regresar al día siguiente. Después de todo, aún quedan 14 días de emociones.
Durante la semana también brilló la atleta progreseña Gabriela Quijano, quien obtuvo dos primeros lugares en las categorías “Wellenes Master” y “Wellnes Clasificada” de la “Copa Revolución”, ganándose su pase a la Copa Esmeralda en la Riviera Maya.
Pero donde el corazón del público realmente se desbordó fue en los conciertos gratuitos. Ahí todos cantaron, bailaron y recordaron a la pareja, a la exnovia, al vecino o al primo con los éxitos de Ana Bárbara: “te buscaré, bandido, te atraparé, maldito te lo juro, pagarás por mi amor…”, mientras miles coreaban cada verso.
El ánimo cambió radicalmente con la llegada de Molotov, que encendió el escenario ante miles de yucatecos deseosos de gritar cada estrofa. Con más de tres décadas de historia, hicieron retumbar el recinto con “Frijolero” y “Voto Latino”, himnos que unieron a varias generaciones.
Un fin de semana animado
El segundo fin de semana resultó ser el más animado: cayó en quincena y el calor —tan típico en Yucatán— invitaba a salir. Familias enteras llegaron en auto, moto, taxi o en el Va-y-Ven. La música daba la bienvenida, los comercios llamaban a gritos amables, y las filas para entrar eran largas, pero valían la pena.
“Vamos, caminen, que hay mucha gente para entrar, y todavía falta comprar los boletos, caminen rápido”, decía a una mujer, quien llevaba de las manos a sus dos hijos a la feria y segundos antes se había bajado de una unidad del transporte público.
Uno de los espacios más visitados fue el de la Secretaría de Desarrollo Rural, donde productores, empresas y emprendedores mostraron el corazón del campo yucateco.
Damián, un productor citrícola, explicó que este espacio le ha permitido impulsar dos de sus líneas principales: la exportación de limón y la producción de injertos certificados. Señaló que su sucursal en Yucatán, con dos años de existencia, se ha fortalecido gracias a la visibilidad que ofrece la feria y al apoyo de productores, especialmente de la zona sur como Oxkutzcab.
Por su parte, Paul Brunet, productor de chile habanero, destacó la importancia de tener un espacio propio para exhibir sus salsas en polvo y líquidas elaboradas con ingredientes naturales. Mencionó que el envase con forma de chile habanero se ha convertido en un distintivo que atrae miradas y que la feria es clave para fortalecer su marca.
Texto y fotos: Alejandro Ruvalcaba




