El linchamiento en Tekit refleja el hartazgo social ante la impunidad; según el sociólogo Luis Guillermo Juárez, la falta de confianza en las autoridades llevó a la comunidad a tomar justicia por su mano. Expertos advierten que la violencia no es la solución y que es urgente fortalecer la educación y el acceso a la justicia, pues si no se atienden las causas de fondo, este tipo de hechos podrían repetirse, agravando la crisis de seguridad y confianza en el estado de derecho
Los lamentables hechos ocurridos en Tekit, Yucatán, donde una mujer fue asesinada y su agresor linchado por la comunidad, deben ser un llamado de atención para las autoridades. Según el sociólogo Luis Guillermo Juárez Ramírez, esta reacción colectiva se origina en el hartazgo y la percepción de ineficacia de la autoridad para impartir justicia.
“Esto ocurre por ser un fenómeno generalizado, es decir, que no le ha ocurrido solo a una persona sino a varias, quienes tienen una mala experiencia en el tema”, dijo el sociólogo, quien considera que esta falta de confianza en la autoridad por casos que no han sido resueltos fue lo que motivó a que un cúmulo de personas decidieran tomar la justicia por su mano, situación que terminó explotando como si se tratara de una olla exprés.
El profesional recalca que la muchedumbre, que actuó de una manera envalentonada, hizo lo que consideran que la autoridad fue incapaz de hacer, y que ese enojo es el combustible que también impulsan las marchas y las riñas campales, donde la furia se comparte de manera colectiva y no se razona respecto a las consecuencias de los actos.
Este es un pretexto nada agradable para sacar toda la frustración que tiene la sociedad, por ello, subraya que para evitar el riesgo de que se pueda presentar de nueva cuenta alguna situación como la ocurrida el pasado lunes, la autoridad debe hacer una campaña para hacer sentir a la población que está cumpliendo con su labor de manera efectiva, hacer que las leyes se cumplan, que el estado de derecho se mantenga y que no haya un sentimiento de impunidad.
“Se deben promover los casos de éxito en materia judicial para que la gente no crea que los malos siempre se salen con la suya, que no prevalezca la maldad”, subrayó el especialista, quien también recomienda tomar acciones preventivas reforzando el tema de los valores desde la escuela para enseñar a los que se están formando que la violencia no es la solución, algo muy importante en momentos en los que aparentemente los seres humanos se han acostumbrado a verla de manera normal.
“Como sociedad no estamos exentos de ejemplos de histeria colectiva que se dan a nivel nacional y mundial que conocemos a través de las noticias y ahora, con las redes sociales, corren como pólvora y de alguna forma pueden influir para que alguien tome la iniciativa, como ahora ocurrió, de hacer un linchamiento”, dijo.
Juárez Ramírez advierte que aunque Yucatán no se caracteriza por tener este tipo de brotes de violencia, si no se toman las medidas preventivas sí habrá riesgo de que situaciones como la que se vivió en Tekit se puedan repetir.
“La violencia no es ni debe ser considerado como el medio para la resolución de conflictos”, recalcó el entrevistado, quien subraya que la educación es el medio para identificar las conductas que son inadecuadas y desecharlas, algo que es muy aplicable a la información que hoy en día circula en las redes.
“Aquí hay que subrayar que el medio no tiene la culpa, el problema es que no sabemos utilizarlo y que la información cada vez más cruda está al alcance de cualquiera, inclusive de niños que no son capaces de discernir si es real o está manipulada y los desorienta”, indicó.
Por ello, el llamado es a los padres de familia para estar al pendiente de lo que hacen y ven sus hijos en las redes, al igual que para acompañarlos en su proceso de aprendizaje.
“La educación de nuestros hijos no es responsabilidad de las escuelas, sino de las familias, la escuela es un complemento, entonces el primer elemento que tenemos que atacar es el reconocer la importancia de los buenos hábitos y valores, en otras palabras si yo veo violencia al interior de mi casa, eso es lo que voy a reproducir en la calle”, advirtió el especialista, quien recalcó que la solución pacífica a los conflictos es el camino.
“Tenemos que voltear al interior de nuestros hogares para ver cuál es el ejemplo que les estamos dando a nuestros hijos”, concluyó.
Al respecto, la presidenta de la Asociación Estatal de Padres de Familia de Yucatán A.C., Paula Lira Moguel, destacó que en todas partes hay buenos y malos padres, así como también hay servidores públicos buenos y malos.
“Siempre que se habla de valores es alusión a los padres, pero no se habla de la violación que se hace al derecho a la educación que es pública, gratuita, obligatoria e inclusiva, y que tiene que ver con la situación por la que atravesamos en la actualidad”, dijo.
En este sentido, recordó que muchos de los padres actuales no ejercieron este derecho y se quedaron sin estudiar, por lo que muchos de ellos llevan a sus hijos con la ilusión de que tengan lo que ellos no tuvieron, pero desconocen de los derechos que les corresponden y terminan sufriendo agravios.
“Se pueden retomar los valores pero también estableciendo talleres para los padres de familia a fin de que conozcan sus derechos y que los ejerzan, y que no ocurra que por falta de recursos económicos se les condicione el acceso a la educación y que terminen por no llevar a sus hijos a la escuela”, dijo.
Por ello, consideró necesario que en estos talleres de concientización también se involucre a los docentes.
La señora Lira Moguel coincidió con el sociólogo Juárez Ramírez en el sentido de que existe un hartazgo social, tratándose de educación hay temor a las autoridades de expresarlo, ya que se exponen a represalias en contra de sus hijos y de los mismos papás.
También señaló que en muchas ocasiones los docentes generan divisiones entre los padres de familia con la finalidad de culpar a uno u otro bando cuando surge algún problema, lavándose las manos y señalando que ellos no están involucrados.
La entrevistada destacó que en la actualidad no existen condiciones para que se pueda atender de manera adecuada a los alumnos que tienen trastornos de TDH, pasando por encima del derecho a la inclusión escolar.
Por falta de recursos no se provee a estos alumnos de un monitor, cuando existe la obligación, delegando esta responsabilidad al padre de familia que en muchas ocasiones no cuenta con los recursos para poder hacer frente a los gastos que representa.
De la misma manera se pronunció porque se destinen mayores recursos a la educación a fin de que se pueda contar en los planteles con psicólogos que puedan detectar cuestiones anormales desde temprana edad y que puedan desarrollarse tanto pedagógicamente como en su condición.
Texto y fotos: Manuel Pool