El amor, según la ciencia, puede entenderse como un instante en el tiempo, una conjunción de sentimientos y reacciones químicas que suele prolongarse alrededor de 90 días en las nuevas parejas.
Todo comienza con una historia de amor. Una pareja que se promete eternidad frente al altar y ante la ley, convencida de que nada podrá romper su unión, pero con el paso de los meses o los años, esa promesa se desvanece, y el amor que un día fue refugio, se convierte en distancia, en desacuerdo y termina en divorcio.
Cuando llega ese momento, el proceso legal suele transformarse en una batalla: aparecen las disputas por propiedades, cuentas bancarias y, en los casos más delicados, por la custodia de los hijos.
Sin embargo, más allá de los documentos y los abogados, también hay heridas emocionales. El desgaste psicológico se hace presente, recordando que romper un vínculo no solo se firma, sino también se siente.
Los psicólogos explican que el divorcio es una de las experiencias más dolorosas que puede sufrir una familia, una pareja, debido a que no nada más se termina el matrimonio, sino los proyectos, los logros, la relación y el entorno familiar. “Es por eso que el divorcio es un complejo proceso de duelo, que en ocasiones puede complicarse por diferentes factores”, explicó el colectivo Psicología y Mente.
Por lo que, recomienda siete pasos o consejos para superar la situación: “y te ayudarán a vivir esta etapa de tu vida de manera más adaptativa y con un menor impacto en tu autoestima”.
Los 7 consejos psicológicos para superar el divorcio:
1.- Acepta el divorcio: “Aceptar que la situación ha llegado a su final no es sencillo, pero es necesario y reconocer que estás pasando por un periodo de duelo y aceptarlo es el primer paso para poder mirar al futuro con optimismo, pues es frecuente negar esta nueva realidad como forma de protección. El impacto de la ruptura es tan grande que cuesta asimilarlo”.
2.- No te aísles: “Sentirse mal no es malo, y llorar es muy útil para aliviar el dolor. Tener contacto con la gente cercana puede ayudarte a superar esta etapa difícil de tu vida, mientras que aislarse y buscar la soledad puede empeorar la situación; en estos momentos difíciles, rodéate de quien te quiere”.
3.- Aprovecha el divorcio para crecer: “No malgastes el dolor de esta situación tan delicada, sino utilízalo para motivarte a crecer, perseguir nuevos objetivos y disfrutar de nuevas actividades. Aprovecha esta oportunidad para centrarte en ti, pues ahora tendrás más tiempo para ello”.
4.- Participa en actividades placenteras: “La felicidad no es algo estático sino dinámico, y somos nosotros los que tenemos que ir por ella con nuestros hábitos, nuestras acciones y nuestra actitud positiva. Los estudios científicos sugieren que las actividades placenteras como practicar ejercicio físico permiten reducir el malestar y mejorar nuestro equilibrio emocional, pues nos ayudan a liberar neuroquímicos relacionados con la felicidad y el placer, como son las endorfinas o la serotonina”.
5.- Participa en un taller de inteligencia emocional: “Las personas emocionalmente inteligentes gozan de un mayor bienestar y felicidad, según los estudios. Por suerte, la inteligencia emocional es algo que se puede trabajar y adquirir, además de los componentes clave de esta práctica son: autoconocimiento emocional, autorregulación emocional, automotivación, reconocimiento de las emociones de los demás y las habilidades sociales”.
6.- No te obsesiones con encontrar nueva pareja: “Separarse de la pareja con la que has vivido tantos momentos y volver a ser plenamente feliz puede llevar tiempo, y aunque a veces parezca que la mejor manera para no sentirnos solos es estar con alguien, esto no es así. Encontrar de nuevo la felicidad está en nosotros y no en los demás”.
7.- Acude a terapia psicológica: “En ocasiones, puede ser complejo superar el divorcio, especialmente en los casos en los que existen disputas legales o hay niños por medio. En estas situaciones, la ayuda de un profesional de la psicología es determinante para recuperar de nuevo el equilibrio emocional.
Texto y fotos: Alejandro Ruvalcaba




