Este miércoles el arzobispo de Yucatán, Monseñor Gustavo Rodríguez Vega, dio a conocer su mensaje navideño, y además de pedir a la feligresía tener en cuenta que es el nacimiento del Niño Jesús la razón de ser de estas fiestas, advirtió de nuevos Herodes, que quieren que los nacimientos desaparezcan de sitios públicos.
“Permitir esto sería el inicio de una nueva persecución contra nuestra fe, contra nuestras costumbres y contra nuestra cultura”, subrayó.
Teniendo como escenario el nacimiento monumental que se instala cada año en el Asilo Celarain,recordó que en años anteriores nacimientos mexicanos fueron puestos en la plaza de San Pedro en El Vaticano.
“No permitamos que se quebrante nuestra libertad suprimiendo el derecho de manifestar de nuestra manera de creer y hacerlo en forma pública y privada”, dijo el prelado quien hizo votos porque en los hogares no falte un nacimiento, y sobretodo la oración de la familia unida en torno al pesebre.
“Que quien se encuentre alejado de la vida sacramental se acerque para que su corazón se convierta en el más hermoso de los pesebres”, apuntó.
Antes destacó que en esta época se reencuentran con sus familias muchas personas que por motivos de trabajo o de estudios radican en ciudades diferentes, y es motivo de alegría, pero no hay que olvidar a quien nos reúne: El niño Jesús.
Lamentó que en estos días de posadas , arbolitos y regalos, los arreglos y adornos hablen de todo menos del Niño Dios.
“Hoy el personaje central es Santa Claus, a quien consideran una figura legendaria, pero ese hombre es histórico, es San Nicolás de Bari que es llamado en Europa Papá Noel, y que hizo mucho bien a los hombres, pero ante todo supo doblar la rodilla ante el señor, ante el pesebre y luego ante la cruz y la resurrección”, indicó
Más adelante subrayó que Dios Padre nos dio el regalo más grande que pudo habernos dado: su hijo que vemos pequeño, frágil y humilde en el pesebre y que es el motivo de celebración anual y de que nos demos regalos que hacen felices principalmente a los niños.
Por ello finalmente hizo un llamado a imitar en el día a día ese amor de Dios Padre y de Dios hijo y convertirnos en regalo para darnos al señor y al prójimo ya que ese es el verdadero amor.
“Cuando damos sin darnos, se trata de regalos huecos, sin sentido humano ni cristiano”, puntualizó.