Alemania se propone acabar con los matrimonios entre menores

Una siria de 14 años se instala en Alemania con su marido, que es a la vez su primo y seis años mayor. ¿Debe la Justicia intervenir e impedir que la adolescente viva con su cónyuge, por considerar inválido ese matrimonio? Así lo entendió el juzgado de Familia de la ciudad bávara de Aschaffenburg. Este designó a un tutor que dictaminó que la menor no podía cohabitar con el hombre con el que se había casado. La esposa-niña recurrió a la siguiente instancia judicial, que dio la vuelta a la decisión: la chica era capaz de decidir dónde quería vivir. Y declaró el matrimonio como válido.

Casos como este son muy minoritarios. El Ministerio del Interior tenía el pasado mes de julio registrados a 1.500 menores casados. Pero las autoridades se enfrentan a un fenómeno creciente y difícil de cuantificar: la oleada de refugiados del último año ha traído también niñas o adolescentes que contrajeron matrimonio en sus países de origen. Este problema divide al país. Gobernantes y expertos discuten cómo responder ante situaciones en las que la libertad individual choca con la protección del menor. ¿Es necesario prohibir todos los matrimonios en los que uno o ambos cónyuges no hayan llegado a la mayoría de edad? ¿O sería mejor declarar inválidos aquellos con esposas de hasta 15 años, y estudiar caso por caso cuando tengan 16 o 17? La ecuación es aún más compleja en los casos en los que las niñas se han convertido ya en madres.

La ONU considera los matrimonios prematuros una forma de violencia contra la mujer. Primero, porque no hay garantías de que hayan sido cerrados de forma totalmente libre y sin presiones. Y porque las chicas en estas situaciones corren más peligro de sufrir maltratos por parte de sus parejas, abandonar la escuela o padecer problemas de salud.

El debate actual comenzó en Alemania con una propuesta del ministro de Justicia, el socialdemócrata Heiko Maas. Un proyecto de ley del que se empezó a hablar el mes pasado pretendía facilitar la anulación de este tipo de matrimonios cuando un juez demostrara que eran dañinos para el interés del menor. El ministro tan solo quería acelerar los procesos para anular los casos más evidentes, pero el anuncio de Maas dio pie a nuevas reivindicaciones.

La bola de nieve empezó a hacerse más grande. Los socios de Gobierno democristianos, insatisfechos con un proyecto que consideraban demasiado tímido, reclamaron una prohibición general. De poco sirvieron voces como la responsable gubernamental de Integración, Aydan Özoguz, que alertó de los riesgos de un veto genérico. Una decisión así, argumentaba esta política socialdemócrata de origen turco, será “bienintencionada”, “pero condenaría al vacío social a jóvenes mujeres”. “Si sus matrimonios dejan de estar reconocidos, ellas podrían quedarse sin herencia y sin fuentes de ingresos; sus hijos se convertirían en ilegítimos y para muchas imposibilitaría la vuelta a sus países de origen”, alertó Özoguz.

Colectivos feministas como Terre des Femmes niegan que las menores no vayan a poder volver a sus hogares, porque su matrimonio, incluso anulado en Alemania, seguiría siendo válido en sus países de origen. “Pedimos que la ley no reconozca aquí ningún matrimonio formado por menores. Conscientes de las dificultades para las chicas ya casadas, no creemos conveniente a obligarles a vivir separados. Esta es una decisión que deben tomar, caso por caso, los servicios sociales”, asegura Monika Michell, responsable de violencia por asuntos de honor en Terre des Femmes.

Hace años que esta organización se ocupa de la violencia contra las mujeres. Y, con la llegada de 900.000 refugiados el año pasado, detectan cada vez más casos de matrimonios forzados o tempranos, pero también otros tipos de violencia de género como la mutilación genital. El aumento de casos procedentes del extranjero, del que no hay registros oficiales, contrasta con un desplome en el número de matrimonios entre menores cerrados en Alemania. Frente al millar que se registraba en 2000, el año pasado se cerraron 92. Según datos del Ministerio del Interior, el pasado mes de julio vivían en Alemania 1.475 menores casados. De estos, 361 no llegaban a los 14 años. Proceden sobre todo de Siria, y les siguen Afganistán e Irak.

De poco han servido las alertas de algunos sectores. Tras semanas de discusiones, se impuso la versión dura de prohibición sin condiciones de matrimonios entre menores. La idea, que el Gobierno aún tiene que detallar, es que las mujeres desposeídas del lazo matrimonial reciban el apoyo de los servicios sociales para menores. “Nadie desea que sus hijos de 14, 15, 16 o 17 se casen. Los niños de esa edad tienen que ir al colegio a hacer una formación profesional”, asegura el dirigente socialdemócrata Thomas Oppermann.

-El país

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.