América va por el tricampeonato, tras épica batalla ante Cruz Azul

Ni siquiera el mejor Cruz Azul en la historia de torneos cortos fue capaz de exorcizar sus demonios vestidos de amarillo. Presumiendo récord de puntos en 17 jornadas, ser la mejor ofensiva y defensiva del torneo, nada de eso le sirvió a la Máquina, que otra vez fue eliminada por el América en Liguilla, ahora en las Semifinales del Apertura 2024, en una de las mejores ediciones del Clásico Joven del que se tenga memoria.

El semestre pasado perdieron la final por un penal y ahora fue en las semis, también con una pena máxima, que dejó un global de 4-3, con todos los goles en la vuelta este domingo en el Estadio Ciudad de los Deportes, en el que todo tipo de emociones se vivieron de ambos lados. De la decepción a la ilusión, al milagro, al llanto y tantas cosas más indescriptibles.

En el primer cuarto de hora, América metió el 1-0 gracias a Alejandro Zendejas. El delantero hizo control orientado y la puso de zurda cerca de la base del poste para poner en marcha otra noche negra cruzazulina, que se vieron superados prácticamente todo el primer lapso, exhibiendo una imprecisión con el balón en los pies que no se les vio en el semestre.

De la Máquina no hubo nada en esos 45′. En el segundo tiempo mostraron una cara más reconocible en los primeros instantes, pero llegó un golazo de antología de Richard Sánchez. En el minuto 49, el mediocampista paraguayo le pegó de adelante de media cancha para el 2-0 americanista.

El juego parecía muerto, el líder no daba señales de vida; sin embargo, más allá del desenlace, si algo se le debe reconocer a este Cruz Azul de Anselmi es que tienen la sangre que muchas versiones anteriores jamás exhibieron a la hora buena.

Nacho Rivero, uno de los actuales referentes y estandartes, fue el que comenzó con la locura del Clásico Joven al poner el 2-1 con una soberbia definición, bajándola de pecho para superar a Luis Ángel Malagón. Quedaban poco más de 20 minutos y la ilusión celeste renacía, pero rápido les bajaron los humos con el 1-3 del América, por medio de un cabezazo de Ramón Juárez.

De allí en adelante, la locura. Minuto 80 y el 2-3 de la Máquina por conducto del Toro Fernández, quien se pasó lesionado casi todo el año, pero se hizo presente en un momento cumbre. El aliento incansable de una noble afición tuvo su fruto con un auténtico golazo del juvenil Amaury Morales al 86′, que la prendió de aire afuera del área para meterla a segundo poste. Era el 3-3 y el pase de Cruz Azul por el criterio de la posición en la tabla, lo que parecía un final heroico para una institución acostumbrada a sufrir demasiado.

Sin embargo, la historia se empreña en que Cruz Azul sufra decepciones de las que nadie podría sobreponerse. Había logrado lo más difícil, pero un penal cometido por Carlos Rotondi, el mismo de la final de hace seis meses, esta vez sobre Erick Sánchez, le puso en bandeja de plata el boleto a un América que siempre encuentra la forma de ganar.

Rodrigo Aguirre, el “apestado” por Rayados y que ahora los enfrentará en la final de vuelta (porque se fue expulsado y se perderá la ida) convirtió el penal del 4-3 en el minuto 98’.

Colgado de los postes y pidiendo la hora, el equipo azulcrema soportó la ventaja y así, por tercer torneo seguido, es finalista, mientras Cruz Azul deberá volver a sanar las heridas que le dejó su más grande verdugo.

Una nueva final

América ahora disputará otra final contra el Monterrey, pues la última que disputaron fue en el Apertura 2019. En esa ocasión, las Águilas cayeron por la vía de penales.

Rayados será el equipo que cerrará la final en su casa, debido a que terminó en mejor posición del América. En el caso de las Águilas, es posible que se muden al Estadio Cuauhtémoc, estadio del Puebla, para el juego de ida el próximo jueves.

Texto y foto: Agencia