El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (Tdah) es un problema de salud pública que afecta el desarrollo y calidad de vida de las personas. Inicia antes de los seis años, con una incidencia del 5 a 7% en niños y un poco más bajo en niñas. En la adolescencia prevalecen los síntomas y en la adultez persiste hasta en un 50 por ciento de los casos, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El Tdah, con o sin hiperactividad, afecta en la vida adulta de distintas maneras. Estudios hechos en Estados Unidos han demostrado que los adolescentes, adultos jóvenes y personas que tuvieron déficit de atención cuando eran niños y no fueron tratados, tienen una mayor predisposición a sufrir accidentes automovilísticos, uso de drogas, alcoholismo, así como violencia doméstica.
“Además, se ha visto que pueden presentar baja autoestima, así como distintas comorbilidades como la depresión, ansiedad y en algunos casos, trastornos de tipo psiquiátricos”, compartió el Centro Neurológico para Niños y Adolescentes en el Miami Children Hospital.
De acuerdo con la OMS, la prevalencia del Tdah en la atención con o sin hiperactividad se estima en alrededor del cinco al 10% de todos los niños, pero cuando se presenta en un adulto se le llama Trastorno de Déficit en la Atención Residual y esto representa un 40 por ciento de los adultos que fueron diagnosticados de niños. La incidencia de los adultos ronda el 3% de la población mundial.
El tratamiento puede ser iniciado a cualquier edad, no necesariamente desde la niñez, la única diferencia es que las personas que inician desde la niñez ya han podido establecer un patrón de conducta que los saque adelante. “Debemos recordar que esto es algo que permanece toda la vida, entonces, si no lo vemos en un adulto quiere decir que aprendió a manejar mejor su problema de inatención o de impulsividad y por su misma edad ya no presenta hiperactividad”, expresó Jorge Treviño Welsh.
Acerca de optar por los fármacos sobre un tratamiento de psiquiatría, dijo que los fármacos para el Tdah empezaron a utilizarse desde la década de los 40, motivo por el cual se conocen a la perfección los efectos no deseables que existen en los pacientes.
“Siempre es importante llevar de la mano un tratamiento de terapia cognitivo conductual con el tratamiento y de esa forma se logrará, tendrá éxito, sin embargo es importante hacer ver que esto no es una enfermedad y que por lo mismo no se cura, tan sólo se pueden aprender caminos para salir adelante. Si los familiares o el mismo paciente no ven avances con solo la terapia es importante que se le ofrezca un tratamiento de tipo farmacológico”, recalcó.
Datos a destacar
El Tdah es un padecimiento multifactorial y se debe a una interacción compleja de múltiples elementos prenatales, biológicos, ambientales de adversidad psicosocial, la psicopatología de los padres y las experiencias en la niñez.
Tiene una heredabilidad estimada del 76%, con un riesgo incrementado de 2 a 8 veces en familiares de primer grado para desarrollarlo y los padres con el trastorno tienen más de 50 % de probabilidad de tener un hijo con este trastorno.
Texto: Darwin Ail
Fotos: Cortesía