Arzobispo conmemora 10 años de servicio pastoral en el estado Arzobispo conmemora 10 años de servicio pastoral en el estado

El arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, recordó que este domingo se cumplieron 10 años desde que inició su servicio pastoral en la entidad. Durante su mensaje, agradeció a Dios por haber recibido el palio arzobispal de manos del papa Francisco —a quien recordó con afecto—, lo que le permitió asumir el liderazgo de la Arquidiócesis de Yucatán.

En el marco de la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, Rodríguez Vega destacó la importancia de ambos apóstoles, a quienes la Iglesia reconoce como “príncipes”, no por linaje noble, sino por ser pilares fundamentales del cristianismo.

“Cristo los señaló como dignos de confianza, portadores de su enseñanza y legado”, dijo.

El prelado aclaró una posible confusión sobre el número de apóstoles, al recordar que tras la traición de Judas Iscariote, los once eligieron a Matías como su reemplazo. Aunque Pablo también es llamado apóstol, explicó que el número doce tiene un sentido más simbólico que literal, representando a los doce patriarcas y, con ello, a la Iglesia como nuevo pueblo de Dios.

Rodríguez Vega también exhortó a no dejarse llevar por textos apócrifos. Subrayó que los evangelios canónicos y las cartas del Nuevo Testamento fueron escritos en el primer siglo por los apóstoles o sus colaboradores, y eran ya considerados Palabra de Dios por las primeras comunidades cristianas.

“En cambio, los textos apócrifos aparecieron mucho después, sin autor conocido ni autoridad apostólica reconocida”, puntualizó.

Recordó que tanto Pedro como Pablo murieron mártires en Roma entre los años 64 y 67 d.C. Sus restos reposan en las respectivas basílicas que llevan sus nombres. Pedro, obispo de Roma, fue crucificado cabeza abajo; por ello, todos los papas son considerados sus sucesores. Pablo fue decapitado, tras sufrir persecuciones, encarcelamientos y castigos por su fidelidad a Cristo. El color rojo de las vestiduras litúrgicas en esta fecha conmemora su martirio.

Al reflexionar sobre la primera lectura, tomada de los Hechos de los Apóstoles, el arzobispo rememoró el encarcelamiento de Pedro por Herodes, quien ya había ejecutado al apóstol Santiago. Pese a estar fuertemente custodiado, Pedro fue liberado por un ángel mientras la comunidad oraba por su vida.

“Su misión aún no había concluido”, subrayó.

En contraste, cuando Pedro fue finalmente ejecutado en Roma, la Iglesia también oraba por él, pero en ese momento el Señor ya lo llamaba al martirio, cumpliendo la profecía que Jesús le hizo sobre su muerte.

Monseñor Rodríguez también recordó las palabras de Pablo a Timoteo, su discípulo, cuando este intuía cercana su partida: “He peleado la buena batalla, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe”. El arzobispo subrayó que, aunque la oración es poderosa, no puede alterar los planes divinos.

“Lo que sí hace la oración es fortalecer y santificar a quien la practica, aunque no siempre reciba lo que pide”.

En su homilía, también reflexionó sobre el evangelio de san Mateo, donde Pedro, entonces llamado Simón, reconoce a Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Jesús, en respuesta, lo declara bienaventurado y le cambia el nombre a Pedro, “la piedra” sobre la cual edificaría su Iglesia. “Esa Iglesia ha resistido durante más de dos mil años a las puertas del infierno, que representan a los poderes humanos y al pecado, incluso desde dentro”, expresó.

Finalmente, hizo un llamado a los fieles a colaborar activamente para que la Iglesia siga siendo testimonio de santidad. “La profecía de Cristo sigue vigente: ‘Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella’, con nosotros o sin nosotros, pero seguirá cumpliéndose”.

Texto y foto: Darwin Ail