Arzobispo llama a mantener la esperanza, tras el fallecimiento del Pontífice

En su homilía dominical, el arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, expresó que la alegría de celebrar la resurrección de Jesús ayudó a mitigar el dolor por el fallecimiento del papa Francisco, ocurrido el pasado lunes 21 de abril.

“Sabemos que él ha terminado su peregrinación en este mundo y ha alcanzado la meta de su esperanza”, manifestó. Agradeció a sus obispos auxiliares, sacerdotes y fieles que se congregaron en la Santa Iglesia Catedral y en las parroquias de la Arquidiócesis para celebrar misas en acción de gracias por la vida y ministerio del pontífice, así como para orar por su eterno descanso.

Rodríguez Vega recordó que el papa fue sepultado el sábado 26 de abril en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, un lugar que Francisco había elegido personalmente debido a su profunda devoción.

“De la mano de María, hemos de continuar nuestra peregrinación sin perder nunca la esperanza de llegar a donde él llegó”, dijo el arzobispo, y subrayó que la esperanza cristiana debe centrarse en la vida eterna junto al Resucitado, no en las realidades temporales.

Durante la misa, monseñor Rodríguez también destacó que este domingo concluyó la Octava de Pascua y se celebró al Señor de la Misericordia. Invitó a los fieles a practicar una auténtica devoción a Jesús Misericordioso, que implica mirar a los más necesitados: migrantes, pobres, ancianos abandonados, enfermos, víctimas de guerras y aquellos marginados por la sociedad.

Pidió orar por los cardenales que se reunirán en cónclave para elegir al nuevo pontífice, y advirtió a los fieles que no se dejen confundir por las especulaciones de los medios y redes sociales sobre posibles candidatos.

“Dios ya conoce al elegido”, afirmó.

“No pierdan la paz. La obra es de Dios, quien nos dice: ‘Yo mismo apacentaré a mis ovejas’”.

El arzobispo calificó a Francisco como “un gran profeta para el mundo y para la Iglesia”, quien corrigió con valor y amor tanto a obispos como a sacerdotes y religiosos.

Señaló que su legado, plasmado en encíclicas y discursos, invita a trabajar por la fraternidad, la paz y el cuidado de la Casa Común.

“Recordemos su primer mensaje como Sumo Pontífice: ‘Quiero una Iglesia pobre para los pobres’, dirigido no sólo a los ministros, sino a todos los bautizados”, enfatizó.

En su reflexión sobre las lecturas dominicales, Rodríguez Vega comentó que el Libro de los Hechos de los Apóstoles relata cómo la primera comunidad cristiana realizaba obras de misericordia, mientras que el Evangelio narra la visita de Jesús resucitado a sus discípulos, otorgándoles el don de la paz y el Espíritu Santo para que fueran ministros de reconciliación.

El arzobispo recordó que el confesionario es un “tribunal de misericordia” donde los sacerdotes deben actuar con compasión. También destacó el pasaje donde Jesús sana la incredulidad del apóstol Tomás, quien, al ver y tocar las heridas de Cristo, proclamó su fe: “Señor mío y Dios mío”.

Finalmente, mencionó que la segunda lectura, tomada del inicio del Libro del Apocalipsis, muestra a Jesús resucitado alentando a san Juan a no temer.

“De igual manera, hoy el Señor nos dice: ‘No temas. Yo soy el primero y el último; estuve muerto y ahora, como ves, estoy vivo por los siglos de los siglos’”, concluyó.

Texto y foto: Darwin Ail