Autonomí­a universitaria en el México de hoy

La autonomía de la UNAM, es un paradigma de la educación superior en México, es la ruta obligada del transitar de todas las universidades mexicanas, su fundación, que se debe al presidente Porfirio Díaz el 22 de septiembre de 1910 transformó así, en Universidad Nacional de México lo que desde el 21 de septiembre de 1551 era la Real y Pontificia Universidad de México. Fue hasta el 28 de mayo de 1929 que el presidente Emilio Portes Gil expide su ley orgánica con lo que le otorga autonomía. Sin embargo algunas veces, no es cabalmente interpretado el significado de la autonomía universitaria, no obstante que en años recientes se han integrado al universo de la administración pública conceptos como el de organismos autónomos que en su origen escandalizaron a los constitucionalistas de la época, pues pensaban que era como la creación de un Estado de Derecho aparte o por encima de la estructura gubernamental al contener organismos, que no dependerían de ninguno de los tres poderes conocidos en el modelo de Montesquieu, de poder ejecutivo, legislativo y judicial, adoptados por nuestra Constitución. Fue el rector Carpizo quien introdujera el concepto de organismos autónomos, al formar el ombudsman traído del derecho británico con la creación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que no alcanzó su autonomía sino hasta 1999, como el primer organismo autónomo en su momento. Y figura que solo había sido adoptada por el Banco de México en 1994, de ahí se desencadena la creación de más organismos autónomos como El primero Instituto Federal Electoral IFE, hoy transformado en Instituto Nacional Electoral INE,  surge después, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía INEGI. Y en 2013 la Comisión Federal de Competencia Económica COFETEL y el Instituto Federal de Telecomunicaciones IFETEL.    

El caso de Banco de México, donde el presidente de la república tiene la facultad de proponer a los miembros de la junta de gobierno para su aprobación por el Senado y de entre esos miembros el presidente a su vez, propone al gobernador del Banco.

En el caso del nombramiento de los titulares de INFETEL Y COFETEL fue el Banco de México y el INEGI quienes conformaron un comité evaluador que después de calificar a los aspirantes, entregó una lista al ejecutivo federal para que de ahí propusiera al Senado los nombramientos de los titulares. Pero, se ha observado que en los nombramientos donde es el Senado o la Cámara de diputados quienes deben nombrar – como es el caso del INE – o del Senado de la república, se presta a privilegiar las cuotas de poder de los partidos políticos lo que dificulta la credibilidad en la imparcialidad de los órganos, por ello habrá que explorar opciones de nombramiento que blinden su designación.  

    Pero en la autonomía de las universidades particularmente en el caso de la UNAM, ahora que esta a punto de cambiarse al rector el tema de la autonomía implica el autogobierno sin la participación del Estado, lo que se traduce en la facultad de nombramiento de su autoridad rectora por parte de un órgano interno que es la junta de gobierno, con quince miembros distinguidos y que en ello, se entiende que también la directriz académica y de investigación corresponde a la comunidad exclusivamente sin intervención del Estado e inclusive el manejo de su patrimonio es de su responsabilidad. Llegar a esta etapa de madurez en la UNAM y ganarse el respeto del Estado es un logro nada fácil. Hoy las universidades estatales que no cuentan con su autonomía universitaria tienen la oportunidad de lograr este proceso, sinónimo de madurez e independencia, ahora que la Universidad de Quintana Roo acaba de terminar el proceso de nombramiento de su rector, debiera conquistar su autonomía y rescatar su capacidad de nombrar a sus autoridades. La UNAM pasará en breve por el proceso de nombramiento de un nuevo rector también dos nombres son los que se ven con el potencial de regir sus destinos el Doctor Bolivar Zapata y el Ingeniero Gerardo Ferrando ambos con talento experiencia y capacidad. Los rectores de las universidades deben ser personajes maduros con reconocimiento y talento universitario competentes no pueden ser jovencitos imberbes, como ha sucedido en la provincia, cuyo mérito es cargar portafolios, docilidad burocrática o amistad convenenciera con el gobernante en turno, aplastando y pisoteando los sólidos proyectos académicos de posgraduados en universidades prestigiadas y prestigiosas.  

Pero se requeriría de una comunidad universitaria madura, que ponga en discusión el tema de la autonomía en sus instituciones, con argumentos y seriedad, pero eso es una riqueza intelectual que no todas las instituciones educativas tienen.

                            sadot16@hotmail.com

 

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