Brasil pierde el control de sus cárceles

NATAL.- Desde hace casi dos años los guardias no osan entrar a las celdas en la cárcel de Alcacuz, en el noreste de Brasil. Y razones no les faltan. Una docena de ellos debe vigilar a mil 500 presos que a través de túneles reciben armas, puñales, teléfonos celulares y prácticamente lo que quieran.

Una rebelión dejó 26 reos muertos el 14 de enero y las autoridades todavía no han recuperado el pleno control del penal.

“El estado perdió el control”, afirmó Vilma Batista, guardia de Alcacuz y presidenta del sindicato de empleados de las prisiones del estado de Río Grande do Norte.

Batista habló con The Associated Press afuera de la prisión y dijo que “se perdió el control de todos los edificios que alojan a reos, que son los que mandan”.

Alcacuz es uno de los peores casos, pero no único. Los mismos problemas se repiten a lo largo y ancho de las prisiones de la nación más grande de América Latina, cuyas cárceles viven una ola de matanzas y alzamientos que ha dejado 130 reos muertos desde principios de año.

 

Excélsior

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