Cambian reglas de Senado

WASHINGTON, D.C.- Los senadores republicanos se vieron obligados ayer jueves a invocar la “opción nuclear” y cambiar las reglas del Senado para asegurar que el viernes Neil Gorsuch, el juez conservador elegido por el presidente Donald Trump para ocupar la vacante que hay desde hace más de un año en el Tribunal Supremo de Estados Unidos, pueda ser ratificado en el cargo al que aspira.

Los republicanos fueron incapaces de recolectar los 60 votos necesarios para Gorsuch. Los demócratas tenían la cifra y la determinación suficiente para impedir su confirmación y bloquearle.

En respuesta, tal y como había amenazado, el líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, apostó por un cambio de reglas en el Senado y, aprovechándose de la mayoría de los republicanos en la Cámara Alta, eliminó la normativa vigente y modificó el funcionamiento de las nominaciones para el futuro.

Hasta ahora, los elegidos para vacantes al Tribunal Supremo eran los únicos que necesitaban 60 apoyos para su confirmación, tras un cambio de normativa en 2013 impulsado por los demócratas por el bloqueo a posiciones de gabinete del segundo mandato del expresidente, Barack Obama.

El enroque de los demócratas con Gorsuch venía de lejos, todavía enojados por la nula opción que se le dio al elegido para esa misma vacante por Obama. Merrick Garlant, un juez moderado, ni siquiera vivió una audiencia en el Senado con la excusa de estar en medio del periodo electoral y con un presidente abandonando la Casa Blanca. Durante el escrutinio de Gorsuch salió a la luz su posición muy conservadora, lo que para los demócratas era un peligro por el desequilibrio ideológico en favor del conservadurismo que se mantendrá en el Supremo tras su confirmación, con el agravante que se trata de un cargo vitalicio. La juventud del que será nuevo inquilino del Alto Tribunal —49 años— augura una tendencia conservadora de esta corte por algunas décadas.

Gorsuch es firme defensor de la pena de muerte y opuesto a la eutanasia. Además, entiende la ley conforme a la corriente del “originalismo”, una doctrina judicial según la cual la Constitución debe interpretarse como lo harían sus autores del siglo XVIII y no conforme a los cambios de la sociedad actual.

 

El Universal

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