Castella y Adame cortan orejas en la corrida de aniversario de la Monumental de Mérida

La corrida por el aniversario 96 de la Plaza de Toros Mérida finalizó con el triunfo de Sebastián Castella y Joselito Adame, quienes  se repartieron dos orejas. 

En un coso donde los aficionados hicieron lucir las gradas de blanco, Castella y Adame se privaron de otras tantas  por sus fallas con la espada ante un interesante encierro de Bernaldo de Quirós.

Castella lidió con dos toros que lo pusieron a prueba. Con su primero realizó una faena plena de interés con un toro enrazado, pronto y por momentos pegajoso, que exigió al coleta, quien con base en estructura y técnica terminó por estructurar una faena de valía, con la sarga en la mano derecha. 

El espigado coleta francés no descompuso la figura, pese a que el morito por momentos se le quedaba en los tobillos, sabiendo en todo momento lo que se dejaba atrás, por lo que los aficionados terminaron de su lado. Lo intentó también al natural, más no era el pitón por dónde se fuera a escribir buenas historias, por lo que fue una pena los dos pinchazos que antecedieron a la estocada, perdiendo trofeos.

Con su segundo, un toro con buena movilidad y que también pidió  credenciales, el torero galo dio paso a una faena de inicio trepidante, ligando tres pases cambiados por la espalda, para dar paso a una labor plena de entrega, destacando los muletazos por derecha en una faena con ritmo.

Los aficionados se contagiaron de la suficiencia francesa, faena que culminó de pinchazo y estocada para una oreja meritoria que los aficionados pidieron con denuedo y el juez otorgó cuando  el toro ya casi abandonaba la plaza, con el tiro de mulillas.

Adame no fue menos y rayó a grandes alturas con su primero, un toro cara blanca con 540 kilos y mucha plaza y que por si fuera poco embistió por ambos lados. La pasó mal el hidrocálido con las rachas de viento iniciales, más pronto amainó y el torero se centró, poniéndole música y ritmo a una faena que brilló por naturales y también con la muleta por derecha. 

Su labor ganó en estructura para dar paso a una faena templada y larga, parsimoniosa y de buen gusto, con el toro entregado y los aficionados coreando una labor variada y de buen gusto, que al final le redituó en una oreja con mucha fuerza. Una lástima el pinchazo inicial en la suerte de recibir.

Su segundo tenía nobleza y clase por el lado izquierdo, pero también poca fuerza. Y entonces el de Aguascalientes dio paso a una faena de enfermero, en plenitud de técnica hasta meter en vereda al astado con el que lució con parsimonia al natural. Muletazos de buen trazo en una faena con mucho fondo técnico que pronto captaron los asistentes que se le entregaron, con el coleta metido en los pitones, para otra labor destacada. En mala hora el pinchazo antes de la estocada.

Por su parte, Héctor Gutiérrez tuvo en su primero a un toro noble con el que realizó una faena entre intermitencias. Buenos los naturales y los muletazos por derecha; no obstante, la faena no terminó por tomar vuelo, pese a los buenos momentos que hicieron albergar esperanzas. Lo intentó el aguascalentense, quien hasta rivalizó en quites con Castella. Dos pinchazos y descabello redondearon su labor ante el silencio de los presentes. 

Su segundo tuvo poco fondo y aunque lo intentó hubo de abreviar ante las pocas condiciones de su antagonista, por lo que hubo de abreviar.

Texto y fotos: Agencias