A cuatro meses de que empiece a operar, meridanos anticipan que el Palacio de la Música será un referente de la capital yucateca. Sin embargo, existe cierto desconocimiento de la funcionalidad del edificio y los beneficios que traerá, sobre todo para un sector del Centro Histórico en donde se han cerrado negocios cuando se comenzó a construir la obra.
Arely Adrián Moo, usual transeúnte, recordó que cuando se dio inicio la edificación el tráfico empeoró en esa calle, sobre todo porque un carril fue bloqueado por tablas y mantas que resguardan con recelo la construcción.
–Yo no sé para qué servirá. Se dice que es para la música, pero ¿qué se hará cuando esté listo? –cuestionó, durante una breve pausa en su camino.
El desánimo parece una constante en comerciantes de la calle 58 entre 57 y 59, quienes vieron como la mayoría de los establecimientos cerraron con el paso de los días, en una obra que, de acuerdo con las autoridades musicales, debió entregarse el próximo mes.
–Nos perjudicó a todos –expresó Carlos Padilla Crespo. Nuestras ventas bajaron en un 50 por ciento, quizá más, porque movieron los paraderos de varias rutas a otras calles, lo que mermó la afluencia de gente y en consecuencia de ingresos.
Con las pocas ventas de empanadas, tortas y refrescos, el propietario tiene que ver cómo pagar los impuestos, renta del local, agua y luz. –Dicen que será el Palacio de la Música. Depende del uso que le vayan a dar veremos los resultados, porque sólo hemos visto inversiones millonarias –opinó.
Javier Lara, empleado de un local, comentó que muchos comercios cerraron ante las bajas empresas. “El pasillo que comunica al (teatro) Peón Contreras quedó horrible, se siente un apaste muy feo. Es una pena que por ahí pasen algunos turistas”, comentó.
En la panadería francesa “Escargot”, Fernando Munguía espera a sus clientes. Luego de revisar su celular, recordó que antes vendía más cuando estaba el Congreso del Estado. –Muchos empleados venían a comprar, ahora no es así. Es cuestión de esperar cómo nos irá cuando se abra el Palacio –dijo.
Texto: Irbin Flores Palomino
Fotografía: Juliana Sepúlveda
