Comercio ambulante, inseguro para vendedores

El comercio ambulante es seguro e inseguro al mismo tiempo, pues si venden en las calles tendrán dinero para sobrevivir, pero corren riesgos, no sólo de que los policías les quiten donde improvisan sus puestos, sino también que llueva y su producto quede inservible o que los atropellen.

Uno de estos casos es el de doña Cristina que tiene más de 40 años que instala su puesto afuera de uno de los almacenes del Centro Histórico de Mérida. Ella vende elotes, toronja, dulces, tamarindos, mandarinas y jícamas.

En entrevista, doña Cristina comentó que gracias al gerente de dicha tienda es que no la han quitado de ahí, “me dijo quédate, te estas ganando la vida, estas luchando, a mí no me perjudicas”. Recordó que antes de que le dieran permiso de quedarse ahí, andaba cargando su mercancía por todos lados, “ya me conozco todo el centro de Mérida, andaba de aquí para allá y con mis bultos que pesan, luego me tuvieron que operar y fue que me dejaron aquí, pero no a todos dejan”, comentó.

Una de las señoras que se acercó a comprar jícamas comentó que ojalá les dieran más seguridad en cuanto a su lugar de venta porque ahí están inseguras. “Yo compro porque lo tengo a la mano, está cerca, además de que ya está preparado y listo para comérselo”, dijo la cliente.

La mayoría de los comerciantes, no quisieron dar opinión acerca de su situación como ambulantes, comentaron que sólo eran empleados y que por lo general ahí están siempre porque hay más flujo de personas y pueden vender más.

Elena Martín López

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