La autoestima es un pilar fundamental en la vida de cualquier persona. Se define como la percepción que uno tiene de sí mismo y esta autoevaluación puede influir en todos los aspectos de la vida, desde las relaciones personales hasta el desempeño laboral. Sin embargo, no todos nacemos con una autoestima robusta; muchas veces, es necesario trabajar activamente para desarrollarla.
La autoestima es la valoración subjetiva que una persona tiene sobre sí misma. Es un juicio personal que puede ser positivo o negativo y que está influenciado por experiencias de vida, relaciones y la percepción interna de nuestras capacidades y logros.
Una buena autoestima no significa ser arrogante o egoísta, más bien, se trata de tener una valoración equilibrada y realista de uno mismo.
Somos nosotros quienes formamos nuestra propia autoestima, pero para que esta tenga forma, debemos atender otros conceptos que están en su base: autoconcepto, autoimagen, autorrefuerzo y autoeficacia.
Autoconcepto: Es el concepto que tenemos de nosotros mismos, qué pensamos de nosotros, quién creemos que somos.
Autoimagen: Se refiere a la imagen mental que tenemos de nosotros mismos, cómo nos vemos. Este componente puede estar más dirigido a nuestro físico y cómo vemos nuestro cuerpo, siempre mirando a través de nuestros propios ojos.
Autorrefuerzo: Es la forma en que nos premiamos y elogiamos, cómo nos queremos, por ejemplo, decirnos en voz baja “¡Enhorabuena!” cuando hemos hecho algo bien, premiarnos con algo que nos guste o simplemente cuidarnos como lo hacemos con aquellas personas a las que queremos.
Autoeficacia: Se refiere a la capacidad y la confianza que tenemos en nosotros mismos.
¿Cómo se forma la autoestima?
La autoestima se construye a lo largo de la vida a través de diversas experiencias y factores. Para tener una autoestima saludable, es importante que la balanza esté equilibrada y que los cuatro fundamentos estén bien estructurados. Si uno de ellos falla, nuestra autoestima estará floja.
La autoestima es una valoración propia, de nosotros para nosotros, y es nuestro guía en el camino de la vida. De cómo te sientas contigo mismo dependerá cómo pienses y actúes cada día. La autoestima nos aporta la motivación para alcanzar nuestras metas y juega un papel fundamental en nuestras relaciones y en la manera en que los demás se relacionan con nosotros.
datos a destacar
Una buena autoestima no significa ser arrogante o egoísta, más bien se trata de tener una valoración equilibrada y realista de uno mismo.
La autoestima se construye a lo largo de la vida a través de diversas experiencias y factores. Para tener una autoestima saludable, es importante que la balanza esté equilibrada y que los cuatro fundamentos estén bien estructurados. Si uno de ellos falla, nuestra autoestima estará floja.
Texto y fotos: Darwin Ail