Cuando mi mascota ya no está

La muerte de un perro o gato doméstico, que ha estado presente con nosotros día tras día, como un fiel amigo y un miembro de la familia, es un momento duro para quien lo vive. Una experta en duelo animal explica cómo superar la pérdida de uno de esos entrañables seres queridos peludos y con patas y hocico.

Para muchas personas, el perro o el gato con el que han compartido muchos años, es un ser querido y perderlo nunca es fácil. ¿Cómo se puede pasar página cuando se va alguien que ha estado tan presente en nuestra vida? ¿Cómo se puede superar el no volver a ver a un amigo o familiar al que queremos?

“Es que ese ser querido peludo, con patas, garras y hocico, y siempre dispuesto a dar y recibir cariño, ha estado ahí todos los días, dándonos calor cuando hacía frío y consuelo cuando estábamos tristes. Y el vacío que deja cuando ya no está puede llegar a ser muy doloroso”, señaló Laura Vidal, especialista en gestión del duelo animal (www.huellaemocional.es).

Vidal (Alicante, España. 1984) estudió asistencia técnica veterinaria y trabajó como auxiliar en esa especialidad durante muchos años. Tras perder a los animales con los que compartía su vida, sufrió un duro proceso de duelo que cambió su manera de ver la vida y la muerte y la llevó a reencauzar su camino vital.

Plasmó su historia en su primer libro “Espérame en el arcoíris” y, a partir del éxito de esa publicación, ha aprovechado su experiencia personal para ayudar a otros a superar el duelo por la pérdida de sus animales de compañía, un proceso que explica detalladamente en su segundo libro, “Cuando ya no estás”.

Actualmente, además de escribir, efectúa acompañamientos personales e imparte talleres, charlas y entrevistas para sanar el dolor de perder a “los seres queridos peludos” de la casa.

EL CAMINO DEL DOLOR AL SOSIEGO INTERIOR

“Con pocos seres podemos tener una cercanía mayor que con los animales que viven con nosotros, a los que vemos cada día, durante muchísimas horas y muchísimos años. Son nuestra familia más cercana. Un perro o un gato se quedan dentro de casa cuando cierras la puerta por la noche”, señaló.

“Su ausencia se hará presente en nuestra casa a diario y se extenderá por todo nuestro hogar. De ahí que su pérdida sea dura y el consiguiente duelo sea un proceso difícil”, recalcó.

Laura y sus libros proporcionan la ayuda, palabras, apoyo y empatía que necesitan, pero que no hallan en los psicólogos o en su entorno familiar y social, quienes pasan por esta experiencia. “Ese camino puede ser duro, pero no hay por qué recorrerlo solo”, explicó en una entrevista con EFE.

— ¿En qué consiste el duelo?

— Es el proceso de convertir el dolor del vacío que deja nuestro animal en el amor por ese ser que ya no está. Consiste en reubicarlo: aunque no esté a nuestro lado físicamente, ha pasado de vivir con nosotros a hacerlo en nuestro corazón.

— ¿Qué se entiende por “superar la muerte” de un perro o gato con el que convivíamos?   

— Superar cuando hablamos de duelo no significa olvidar, o sentir que esa pérdida nunca ocurrió, ni volver a ser los mismos que éramos antes de sufrirla. Superar significa asimilar, aceptar, aprender a vivir de nuevo después de perder algo muy importante en nuestra vida.

— ¿Y cuál es el resultado de esa superación?

— Recordaremos a nuestro amigo, no con lágrimas en los ojos, sino con una sonrisa en el corazón. Podemos volver a ver sus fotos sin sentirnos tristes, recordarlo por los buenos momentos vividos mientras que los difíciles últimos días a su lado se van difuminando.

EL TIEMPO DEL DUELO

— ¿Cuánto tiempo lleva superar la muerte de tu animal de compañía?

— Hay tantos duelos diferentes como personas que lo sufren. En general la media se sitúa entre 6 meses a 2 años. El duelo es un camino en el que deberíamos ir cambiando. Si nos encontramos estancados y no avanzamos, deberíamos plantearnos buscar ayuda de un profesional que pueda guiarnos y recorrer con nosotros una parte del camino.

— ¿Qué recomienda a quien acaba de perder a su animal de compañía?

— En los primeros momentos o días en que acabamos de perder a nuestra alma gemela peluda, entramos en un estado de shock, nos sentimos anestesiados como si lo que hubiera sucedido no fuera real, es como si viviéramos a través de una película.

En estos momentos es fundamental sentirnos comprendidos y arropados en nuestro entorno. Es importante sentirnos validados en nuestro dolor y que no nos hagan sentir que estamos exagerando, porque si no tenderemos a esconder e interiorizar el dolor en vez de sanarlo sacándolo hacia fuera.

— ¿Y qué “primeros auxilios psicológicos y emocionales” podemos aplicar en esos momentos tan duros?

— En esta primera fase conviene que rodees de personas que comprendan tu sentir, llores todo lo que necesites y expreses el dolor.  En el camino de la elaboración del duelo puede ser de muchísima ayuda realizar un ritual o ceremonia a nuestro pequeño que ya no está, como “un encuentro en la playa o en el parque al que tanto le gustaba ir, o incluso en un tanatorio para animales, donde llorar y expresar nuestro amor y sentimientos.

— ¿Cómo puede cicatrizar sus heridas quien ha perdido a su perro o gato hace tiempo y no logra superarlo?

— Para el duelo debemos concedernos nuestro tiempo, pero puede haber alguna etapa en la que sentimos que no podemos pasar página, con sentimientos de culpa, o de rabia hacia alguien o algo, o pensamientos del tipo “¿y si hubiera hecho o dejado de hacer esto o lo otro..?

En cualquier etapa del duelo escribir suele hacernos muy bien. Puede parecer muy difícil que un dolor así se pueda ir utilizando lápiz y un trozo de papel, pero así es. La escritura cura: es terapéutica y sanadora.

— ¿Qué podemos escribir…?

— Escribe una carta contando que es lo que te atormenta de tu duelo, hablando de esa culpa que no te deja vivir, de esa pena, de ese enfado tan grande o de esos momentos que te hubieran gustado cambiar.

En lugar de firmar la carta con tu nombre hazlo con el de la persona que más quieras en este mundo. Después lee esa carta como si te la hubiera enviado a ti ese remitente y contéstala.

Al responderla podremos comprobar que solemos ser muchos más benévolos y comprensivos con otras personas que con nosotros mismos. ¿Quizás ese amor incondicional que nos entregan nuestros animales es para que aprendamos de ellos a amarnos así a nosotros mismos…?

Texto y fotos: EFE

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