El primer gol de la historia del Mundial de Clubes, al segundo partido, lo marcó a los cinco minutos y 19 segundos Kingsley Coman, con un cabezazo que allanó el camino en el apacible paseo inaugural del Bayern Múnich, ganador incontestable, previsible y diez veces goleador frente al Auckland City, a años luz suyos, en la reaparición dos meses y 10 días después de Jamal Musiala, autor de un ‘triplete’.
Ni la más mínima emoción ofreció el encuentro con el 10-0, ni siquiera un instante de incertidumbre, nada parecido a un duelo a la altura del torneo que debe transformarse en la atracción más formidable del planeta fútbol, reducido a un ejercicio de superioridad tan esperado como sencillo del bloque alemán contra el campeón de Oceanía. Un rival menor.
La diferencia fue un sofoco para el Auckland City, incapaz incluso de defenderse, por más que acumuló jugadores en torno a su área, encerrado desde el primer segundo, consciente de que no tenía nada que hacer en ningún momento del choque, expuesto ante el mundo de que no tiene nivel para competir en un torneo mundial.
PSG también golea
El Paris Saint-Germain llegó a Estados Unidos con prisas. Prisas por mostrar su papel de favorito, más que candidato, a ganar este primer Mundial de Clubes. Dos semanas después de celebrar en Múnich la UEFA Champions League, el conjunto francés se estrenó en el torneo con una victoria tan indiscutible como merecida (y hasta más simple de lo esperado) sobre el Atlético Madrid. Un 4-0 incuestionable que señaló tanto a unos como a los otros.
Y eso a pesar de que el resultado pudo perfectamente ser más ajustado por cuanto ya en la segunda mitad a Julián Álvarez se le anuló un gol por medio del VAR y Alexander Sørloth envió a las nubes un remate a boca de gol que pudo darle al Atlético, al menos, algo de confianza para evitar una derrota que, por lo demás, mereció… Consumada en goleada en la recta final.
Texto y foto: Agencias