Este día, además de representar una buena oportunidad para convivir y agradecer a quienes han sido guías y soportes en nuestras vidas, desempeñando un rol esencial en la familia y enfrentando todo tipo de desafíos con entereza, también nos da la oportunidad de recordar con mucho cariño a los padres que se nos han adelantado en el camino
Sentimientos encontrados y recuerdos muy gratos salen a la luz en este día dedicado a los papás, celebración que tiene sus orígenes en Estados Unidos a principios del siglo XX y que se extendió a varios países de Latinoamérica, incluido México, donde se adoptó el mismo esquema y se celebra el tercer domingo de junio.
Este día, además de representar una buena oportunidad para convivir y agradecer a quienes han sido guías y soportes en nuestras vidas, desempeñando un rol esencial en la familia y enfrentando todo tipo de desafíos con entereza, también nos da la oportunidad de recordar con mucho cariño a los padres que se nos han adelantado en el camino y que seguramente nos esperan en algún lugar muy especial.
En la víspera de esta fecha, platicamos con Andrea Peraza, quien dedicó a su padre el escultor Jesús Peraza, que aún reflejan ese dolor por haberlo perdido recientemente pero también expresando un sentimiento de agradecimiento por todas las enseñanzas que como herramienta de vida le dejó como la herencia más preciada.
“Si tuviera la oportunidad de decirle algo, sería que hemos logrado sobrevivir, porque al vivir conmigo y con mi hija, ese era uno de los pendientes que tenía, que no pudiéramos sobrellevar cuestiones tan sencillas como realizar alguna reparación de emergencia en la casa, que él realizaba, y hoy le diría orgullosa que sí pudimos”, comenta Andrea, quien recuerda que don Jesús siempre fue un padre amoroso y quien la cuidaba y daba protección como si fuera una niña, aunque ya era una persona adulta.
“También me gustaría decirle que su nieta Natalia, que ya va a cumplir 17 años, es muy parecida a él, y que en su carácter se destaca la perseverancia, así como la manera en enfrentar las vicisitudes de la vida siempre de una manera positiva como cuando nos enfrentamos a la pandemia y él dedicaba esos ratos libres a pintar y a realizar sus obras porque siempre consideraba que era mejor estar ocupado que preocupado”, abundó.
Recientemente Andrea tuvo un sueño en el que de nueva cuenta su padre tuvo una participación especial en la que le invita a vencer sus miedos y atreverse a hacer las cosas, a avanzar.
“Yo siempre he tenido miedo a las alturas y en ese sueño tenía que subir a una resbaladilla y bajar para poder trasladarme a otro sitio, pero no me atrevía a lanzarme cuando de pronto sentí un empujón y era él, mi papá que, con una sonrisa, me puso el ejemplo y se aventó primero, y después yo lo seguí”, recordó.
Antes de finalizar, Andrea nos cuenta que recientemente tuvo la oportunidad de tener a su cargo los castings infantiles para la serie de Netflix llamada Bandidos, y que sin saberlo al escoger la locación, en la producción aparece una de las esculturas de su padre, llamada “El Batidor de Alas Blancas”, que se encuentra al interior del Centro Cultural Olimpo, y que aparece en la fotografía que nos compartió, y con la que rinde un sencillo homenaje a su padre, a quien simplemente le dice a manera de despedida: “¡Hasta la victoria siempre, compañero!”, su frase favorita de batalla.
De la misma manera, el ingeniero René Flores Ayora recuerda a su padre de una manera muy especial, ya que en unos días, el 19 de junio, se cumplirá un aniversario más, el número 64, de la fundación del Bazar de Fierros, obra en cuya realización don Rubén fue parte importante, pues en uno de los locales fabricaba los famosos peladores de naranjas de China, cuyo diseño original fue suyo.
“Yo recuerdo mucho a mi padre, cuando nos llevaba a pasear a toda la familia y viajábamos en tren a Progreso que fue el lugar en el que nació, terminamos siempre debajo de los arcos del muelle, y después de bañarnos en el mar no podía faltar nuestro sabroso pescado frito, tenía entonces 8 o 9 años”, dice el ahora muy reconocido auditor vial, quien también tiene en la mente el recuerdo de un viaje a la capital del país
“Mi papá no nos dejó una herencia monetaria, pero sí nos dio una carrera universitaria, se sacrificó mucho para hacerlo, fuimos seis hermanos y todos tenemos profesión, pero también nos dejó un valor muy importante, la honradez y el dar valor a la palabra comprometida y cumplirla”, recalcó.
Al respecto, el fotógrafo reconocido a nivel internacional, Esdras Castillo, comenta que ser padre es una responsabilidad muy grande, ya que no solamente su labor es proveer alimentos sino también guiar correctamente a sus hijos, darles formación, y es una labor en la que también tiene mucho que ver mamá, por lo que es importante siempre valorarlos.
“Yo a mi papá, Armin Castillo, le voy a dar gracias siempre, porque se preocupó por darme lo mejor dentro de sus posibilidades, además de sus consejos”, dice nuestro entrevistado, quien comenta que una de las frases de su padre que hasta la fecha tiene muy presente es que “lo mejor siempre está por venir”.
Algo que es importante recalcar que así como don Armin heredó de su padre don Abraham Castillo el oficio de la fotografía, también se lo enseñó desde muy pequeño a Esdras, quien le acompañaba al estudio fotográfico, y poco a poco fue aprendiendo los secretos de este arte que le ha dado mucha satisfacciones a nivel internacional.
“Yo le agradezco por haberme dado ese legado tan bonito que es la fotografía, que me permite capturar los momentos irrepetibles que perduran a través del tiempo en una imagen”, dice Esdras, quien destaca que es un gran orgullo llegar a algún lugar y enterarse de que la foto de la boda o de los 15 años de algún familiar fue tomada por su padre.
“Él es mi inspiración, para superarme cada día que pasa, él me enseñó la manera de retratar a los niños, a las personas de la tercera edad, independientemente del manejo de la cámara y de la luz, es decir, a buscar la manera para sacarles una sonrisa, y capturar las emociones de manera creativa”, apuntó.
Y si hablamos de enseñanzas y de valores, no podíamos dejar fuera al empresario de la industria automotriz Fernando Salazar López, quien con mucho cariño se refiere a su padre, don Roberto Salazar Marentes, como un ser amoroso que les enseñó con el ejemplo que dar es mejor que recibir.
“De mi padre siempre tengo presente que su vida estuvo llena de sacrificios para darnos lo que hoy tenemos, que siempre nos enseñó a avanzar aún en contra de las adversidades y creer en uno mismo para nunca claudicar, él es un ser lleno de fe y de cosas propositivas”, abundó.
Fernando, quien es nieto del inolvidable Dolito Salazar, menciona que su padre siempre le ha pedido aprender de sus errores y valorar por encima de todas las cosas a la familia, pues es nuestra mayor empresa y hay que cuidarla.
“No quiero agradecer, sino reconocer el alto valor de que sea mi padre gente como la que necesita este mundo para retomar la importancia de respetar y valorar al ser humano, te amo papá”, concluyó.
Texto y fotos: Manuel Pool