Docentes trabajan de taxistas o repartidores

Por no haber suficientes espacios laborales, docentes egresados de la carrera terminan manejando taxis de aplicación, haciendo repartos o dedicándose a otras actividades ajenas a su carrera

Durante y después de la pandemia por covid-19, las y los docentes demostraron que tienen toda la capacidad y el compromiso de trabajar por la educación en el país. Hoy los celebramos en este su día, en el que muchos de ellos desearían como regalo tener certeza laboral a través de la obtención de una plaza o, en su caso, lograr un mejor puesto o salario con base en la mejora de sus capacidades y habilidades, pero debido a los recortes presupuestales, en la actualidad es muy difícil que esta situación se pueda dar, ya que, cuando alguien se jubila, la plaza queda “congelada” y se cubre mediante un contrato.

“En Yucatán tenemos muchísimos contratos que vienen a dañar a nuestros compañeros trabajadores; ellos tienen la necesidad de trabajar y por eso aceptan un contrato que, de entrada, no tiene seguridad laboral, no tiene seguridad prestacional  y si hablamos de la certeza laboral, mucho menos”, manifestó el secretario general de la Sección 57 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE),  Alejandro Chulim Cimé.

-A los maestros que trabajan por contrato les pagan los sueldos que la autoridad quiere, les dan de aguinaldo lo que quieren, sus servicios médicos son básicos, si  llegan a tener un accidente, no tienen una protección cuando están con contrato, entonces, yo creo que tenemos que empezar por ahí, por pedir que se basifiquen todas las plazas que existen y que se otorguen a los compañeros que vienen años trabajando esos espacios y, definitivamente, porque se tenga acceso  a los programas de ascenso o de estímulos –expresó.

Se calcula que en estos momentos, tan solo en el sistema estatal, hay más de 4 mil maestros que trabajan con base en un contrato, pero los que ni siquiera eso tienen, buscan acomodo en escuelas particulares donde, por lo general, tampoco tienen seguridad y, peor aún, con sueldos más bajos.

“Ante esta situación, jóvenes que querían ser maestros se desaniman y cambian de carrera,  vemos eso todos los días, pero  tenemos ex alumnos nuestros que ya terminaron como docentes y resulta que ahora están manejando en Uber, trabajando  de repartidores o en alguna otra cosa que no es para lo que se prepararon, por no haber espacios para ellos”, mencionó Chulim Cimé.

La instancia que ahora se encarga de controlar  prácticamente todos los procesos, desde el ingreso al sistema de los nuevos maestros, la promoción de los docentes para ser directores y las solicitudes para aspirar al estímulo económico, que antes se llamaba carrera magisterial, es la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros (Usicamm).

A decir del líder de la Sección 57, en la Usicamm actualmente, en lugar de darle los espacios a los trabajadores para que puedan acceder a un mejor salario o estímulo, pareciera que es una barrera que complica la situación del trabajador, que con entusiasmo participa y, a final de cuentas, no se logra el objetivo.

“Quedaste en buen lugar, pero como no hay presupuesto, no vas a adquirir un ascenso ni una prestación mejor y escuchar eso también emocionalmente daña a nuestros trabajadores, que demandan un sueldo más digno, además de tener toda la infraestructura y herramientas tecnológicas para trabajar de manera acorde a las necesidades de la educación en la situación actual”, subrayó.

Un ejemplo claro de las carencias que los docentes enfrentan en su actividad diaria se encuentra en las telesecundarias, donde no hay ni televisión ni mucho menos internet,  por lo que se tiene que buscar la manera de desarrollar las actividades.

“Todos los equipos tecnológicos que los compañeros por necesidad adquirieron de su propio dinero, ahora los están poniendo al servicio de la educación. Yo creo que la autoridad debe de suplir esta parte para que se pueda dar una educación con mayor calidad”, comentó.

En este sentido merecido es hacer un reconocimiento al maestro rural que, en aras de su misión de llevar la luz del conocimiento a las comunidades más alejadas, no tienen más opción que apartarse de sus familias toda la semana y a veces hasta meses, lo que genera además disparidad económica respecto a quienes están cerca de su hogar.

Al final de cuentas siguen ganando lo mismo, pero gastan más los compañeros que tienen que trasladarse al lugar en el que dan clases, quedarse por el tema de la lejanía, y tener que pagar una renta y alimentos, lo que reduce el recurso que llevan a casa.

El director general de la Universidad Santander en la Península de Yucatán, Gonzalo Antonio Homá Mendiburu, quien trabaja con más de mil 200 maestros de la región, dejó en claro que los docentes tienen  muchas necesidades.

“Cuando se habla, por ejemplo, de un sueldo de maestro de educación básica, todo mundo tiene la idea de que gana mucho dinero, cuando en la realidad es que es un pequeño sector el que ha podido accesar a esquemas escalafonarios que les permiten tener mejores condiciones económicas”, señaló el también maestro de la secundaria general número 9 “Edmundo Villalva Rodríguez”.

“El 70% de los trabajadores de la educación viven con un salario no malo, pero modesto, el maestro que trabaja en educación básica primaria tiene un sueldo aproximado de 6 mil pesos a la quincena, entonces se hacen grandes esfuerzos para cumplir con todas las exigencias que el sistema educativo impone, por ello hay que reconocer el esfuerzo del magisterio de México en todos los sentidos porque dedica más horas de lo que mucha gente piensa a su labor docente”, subrayó.

En este sentido destacó que el maestro no solo trabaja de 7 de la mañana a 12 del día, ya que luego en casa prepara las actividades para la clase del día siguiente y además, muchos por cuenta propia cursan algún posgrado, para lo cual destinan el tiempo de convivencia familiar, buscando siempre generar una  situación de mejora con una maestría o doctorado.

Finalmente, Homá Mendiburu destacó que, tras la pandemia, la mentalidad de los profesores está más abierta, ya que además de los enfermeros y médicos, las maestras y maestros fueron los héroes anónimos que de alguna manera mantuvieron una situación de equilibrio emocional y la escuela de manera virtual durante el encierro tan difícil que tuvo la humanidad.

“Los maestros sacaron la cara e hicieron el esfuerzo de mantener equilibrios emocionales, fueron esa tablita de salvación a la que se abrazaban niños, niñas, jóvenes e incluso papás, porque fue un reto muy grande adaptar a toda la célula educativa a un esquema muy complejo, en una situación de aislamiento que generó muchas situaciones de índole mental emocional en las familias”, finalizó.

Texto: Manuel Pool

Fotos: M. Pool/ Agencias