El dirigente de la Canainma dice que la industria maderera registra desabasto, por lo que es necesario implementar un plan para reactivarla
El presidente de la Cámara Nacional de la Industria Maderera (Canainma) delegación sureste, Edgardo Martínez Duarte, tuvo de profesión la abogacía, pero resultó tan bueno para los juicios como para ser mercadólogo, ya que, al darse cuenta de que en Yucatán comenzaron a llegar inversiones, notó que las nuevas empresas requerían tarimas de exportación, por lo que optó por poner un negocio.
¿Cómo inicia en este negocio?
Hace 10 años comenzaron a venir industrias y me puse a investigar qué era lo que necesitaban y me di cuenta que un buen negocio serían las tarimas, así que empezamos hace como seis años, y actualmente la empresa ya tiene 45 empleados. La industria maderera es muy grande, falta integrarnos.
¿Cuál es la labor que realizan en la Cámara?
Estamos enfocados en cuatro puntos de trabajo. Somos una cámara regional. El primer paso es la representatividad, empezamos con 7 agremiados y actualmente somos 52, el siguiente objetivo es llegar a 80 y, posteriormente, a 100.
El segundo es la especialización, somos competitivos, pero no tenemos la especialización. Estados como Jalisco y Guanajuato, pese a distancia con nosotros, son muy competitivos al enviar sus productos a desarrollos en el estado. La especialización la obtienen con cursos.
Otro aspecto es la industrialización que va de la mano con la capacitación, podemos capacitarnos, pero en las empresas no tenemos el equipo para realizar la serie, hago una silla, y en otros lugares hacen 10, 15 o 20 sillas por ese tiempo, se necesita adquirir esa maquinaria; el cuarto es generar oportunidades de negocios.
¿De dónde obtienen su materia prima?
En este caso, tenemos agremiados oaxaqueños que tienen aserraderos en sus localidades, pero comercializan en Yucatán. La materia prima viene en su mayoría de Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo y Campeche, pero en Yucatán casi no hay.
Por eso, en Colonia Yucatán, que fue una zona maderera, hay que implementar un buen plan a largo plazo para reactivarla nuevamente, con ímpetu, experiencia, y la voluntad de hacerlo.
Actualmente hay un crecimiento en Mérida, ¿qué retos tienen?
Tenemos el problema de desabasto de la madera. En una construcción, desde dos puntos de vista, el incremento ha sido muy alto, pero para la construcción no se ve tan reflejado, no impacta tanto; es el comprador de la casa el que sí tiene un impacto por la madera, el constructor eleva el precio, pero el detalle es para muebles, estancias para una casa, tenemos un impacto más grande, el consumidor no lo compra, compite con productos similares.

¿En qué porcentaje creció el desabasto?
De un 30%, es muy grave.
¿Cómo es la situación, luego de la pandemia?
Se complicó más y propició más desabasto. Los aserraderos pararon, y cuando se reactivó, la Procuraduría Federal del Medio Ambiente (Profepa) realizó más controles en las carreteras que estuvo bien, pero esto propició el desabasto, no se llegó a la normalidad en el abasto del 2019
¿Cuánto ha subido la madera?
El pino en su mayoría viene de Chiapas, 50 o 70 por ciento, dependiendo de donde venga; también hay que considerar el diámetro del pino, si será utilizado para estufado, que en un proceso donde le quitas el agua. Las maderas que más se consumen son el pino para la construcción; y en muebles, el tzalam, la parota, son tropicales, muchas de Quintana Roo y Campeche.
¿En Mérida hay empresas madereras que exportan?
Está Proma en Ciudad Industrial, que hace palillos de dientes, cucharas, tenedores y exporta a 10 países en Centroamérica y el Caribe. El más reciente es Woodgenix, es China, y exporta cocinas a Estados Unidos.
Texto: Darwin Ail
Foto: Manuel Pool