Editorial de Peninsular Punto Medio

Gran polémica ha generado a nivel nacional la ausencia del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en la ceremonia de entrega de la Medalla Belisario Domínguez a la senadora de Morena, Ifigenia Martínez, que será mañana.

Lo menos que le han dicho sus detractores es que le tiene miedo a la senadora Lily Téllez, sonorense que llegó al cargo en la fórmula de Morena, pero que después renunció y se refugió en el PAN cuando no fue postulada a la gubernatura de su estado.

Téllez se ha convertido en el rostro visible de la oposición del PAN ante López Obrador, lo que le ha significado cualquier cantidad de comentarios, incluso que rayan en la violencia política de género, por los seguidores del Presidente que no le perdonan su actitud de “chapulín”.

El presidente López Obrador justificó su ausencia con el argumento que no quiere exponer la figura presidencial, pues la protesta a la que llamó Téllez sería protagonizada por mujeres y, ante ellas, dijo el macuspanense, es mejor actuar con prudencia.

Por ello es que acudirá en su representación el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, en una decisión, dicen los panistas, que le falta el respeto a la Cámara Alta.

No creemos que su ausencia vaya ser por miedo, pero Martínez es una mujer que se merecía la presencia del titular del Ejecutivo federal en la ceremonia en la que se le reconocerán sus méritos a la izquierda mexicana que hoy ya gobierna en el país.

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