Editorial de Peninsular Punto Medio

“A mí me eligieron los priistas, no el presidente de la República”. Esta fue la respuesta de Alejandro Moreno Cárdenas a los ex presidentes del CEN del PRI, que, ayer, en reunión de trabajo en la sede de ese partido, le exigieron su renuncia tras los resultados, más bien, la falta de resultados en las elecciones desde que llegó al cargo.

El episodio fue contado por el propio “Alito” Moreno en la conferencia de prensa que ofreció a los medios de comunicación que asistieron ayer al encuentro solicitado por personajes conocidos de la política nacional, como el mismo Roberto Madrazo Pintado, quien fue uno de los más activos en los medios de comunicación, con entrevistas en las que pidió la cabeza del líder nacional tricolor.

Con ese argumento, Morena Cárdenas se libró, por el momento, de entregar el cargo, pero no dudamos de que la presión continuará, pues la gobernadora de Campeche, Layda Sansores San Román, sigue con la estrategia de dar a conocer más audios comprometedores.

“Nunca en la historia el PRI, ni su dirigente, había sido tan atacado como ahora. Es una estrategia para dividir a la oposición, para dividir a la coalición Va por México”, dijo el cuestionado dirigente tricolor. Y es verdad, pero también hay que decir que nunca habían perdido el poder, incluso cuando el PAN tuvo a sus dos presidentes.

Como se ven las cosas, Moreno Cárdenas se va a mantener en el cargo porque dentro de su partido nadie lo puede quitar, ni política ni jurídicamente tienen los argumentos, pues fue elegido por cuatro años y no hay “jefe máximo” en el PRI. Tiene razón, sólo un presidente priista lo podría quitar.

De hecho, tuvo la osadía de acusar: “Lo que quiere el gobierno es tener a un dirigente plegado a sus órdenes, agachado, rendido, pero eso no lo va a tener conmigo”.