Finalmente, en la madrugada de ayer, el Senado de la República aprobó por mayoría que la Guardia Nacional tenga mando militar y que dependa de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Ayer mismo, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador anunció que será el mismo General Luis Crescencio Sandoval el que asumirá el mando de la Guardia Nacional.
Hemos escuchado comentarios en pro o en contra de la medida. La mayoría de los comentarios en contra se refieren a que se va a militarizar al país. Algo que, en los hechos, sucede desde el sexenio de Felipe Calderón y que se prolongó en la administración federal pasada con Enrique Peña Nieto.
Aunque ya está aprobado es casi un hecho que la oposición buscará que la reforma a la Ley que da a la Sedena el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional se frene por los tribunales. Estarán en su derecho y es parte de los controles constitucionales entre los Poderes de la Unión.
Sobre esta reforma y antes de la votación, el senador yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín, del PRI, aseguró que no debe pasarse la Guardia Nacional al Ejército, porque no hay argumentos sólidos que lo justifiquen, y los que existen, son meramente políticos.
También precisó que, para que no haya más muertes ni desaparecidos, debe fortalecerse a las fuerzas civiles en las entidades, algo que la mayoría de las exposiciones de la oposición repitió.
El dictamen, que ya fue remitido al Ejecutivo federal para sus efectos constitucionales, reforma diversas disposiciones de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal; de la Ley de la Guardia Nacional; de la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos; y de la Ley de Ascensos y Recompensas del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.