Editorial de Peninsular Punto Medio

o sabemos hasta dónde puede llegar la vulnerabilidad del país, tras la filtración de los archivos confidenciales de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), que en las últimas horas dio a conocer el portal Latinus y que se llevó a cabo por los hackers activistas Guacamaya.

Es decir, lo que por ahora ha llamado más la atención de los que tienen esos archivos es la salud del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pero es algo, que, con todo respeto, ya todos sabíamos.

El presidente no es joven, pero si estamos atentos a lo que sucede todos los días en la Mañanera, nos daremos cuenta de que López Obrador nunca toma descanso (se sienta) en las dos o hasta tres horas que ofrece respuestas a los reporteros y sobre diversos temas.

Es decir, su capacidad física y mental se ponen a prueba a diario y no hay riesgos de que las enfermedades que padece, que él mismo confirmó en la Mañanera de ayer viernes, lo hagan tomar decisiones en contra de la Nación.

Es más, ayer mismo López Obrador comenzó su enésima gira por Oaxaca, uno de sus estados favoritos, pues allá es donde hay más gente pobre y necesitada, por lo que ha destinado una buena cantidad de recursos públicos para obras públicas, principalmente hospitales y carreteras.

Allí, acompañado por el gobernador Alejandro Murat, López Obrador habló de una carretera que se está construyendo en el tramo Oaxaca-Puerto Escondido y no hizo referencia al hackeo que sufrió la Sedena.

Lo que sí es cierto es que el país vive ahora un momento peligroso, por decir lo menos. La oposición tiene en sus manos información que va a poner en problemas al Gobierno federal y a la 4T. Ya lo veremos.