Editorial de Peninsular Punto Medio

Primero la Mañanera y después el Senado de la República se volvieron ayer la caja de resonancia de todo un país. ¿El motivo? El mismo que tiene a los mexicanos cuestionandonos unos a otros sobre el destino del país tras la declaración de culpabilidad en Nueva York de Genaro García Luna en cinco cargos vinculados con el crimen organizado.

Horas después del veredicto en todo México se sigue hablando del tema, y no es para menos.García Luna se convierte así en el funcionario del más alto nivel de la guerra contra el narco de Felipe Calderón, que ha sido juzgado y encontrado culpable de tener una alianza con un grupo delictivo.

Para el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, el caso de García Luna es una muestra de la degradación que alcanzó el régimen anterior, el neoliberal.

Y es que, como ya se ha dicho hasta el cansancio, el ex funcionario federal fue pieza clave en las administraciones panistas de Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa, y logró jugosos contratos en el de Enrique Peña Nieto, que le permitió acumular más de 700 millones de dólares.

Así lo dijo López Obrador ayer en la conferencia Mañanera:

“Venimos, no de una crisis; de una decadencia, sino de un proceso de degradación progresivo. Lo de García Luna es parte de eso, es una decadencia.

“¿Y cómo se enfrenta una decadencia, un proceso de degradación progresivo, que no sólo tiene que ver con lo económico, sino con todos los campos de la vida pública, con lo social, con lo político, con lo moral? ¿Cómo se enfrenta?

“Con una transformación, arrancando de raíz al régimen de corrupción, de injusticias, de complicidades, de privilegios, y eso es fuerte”. ¿Y en el Senado? Pues se dieron hasta con la cubeta los morenistas y panistas, que ya no queda espacio para describirlo.