Editorial de Peninsular Punto Medio

En política nunca deja uno de sorprenderse. Ayer fue uno de esos días, pues el diputado local Rafael Echazarreta Torres renunció a Morena y de inmediato ya era integrante de la bancada del PRI en el Congreso del Estado de Yucatán.

Así lo anunció desde la Ciudad de México el propio dirigente nacional de ese partido, Alejandro Moreno Cárdenas, y no dudamos que sea presentado “como el gran fichaje” de esta temporada de “chapulines” mañana jueves, en la Sesión de Consejo Político Nacional que el PRI realizará en Mérida, y en el que se le entregará su constancia como candidata presidencial de ese partido a la panista Xóchitl Gálvez Ruiz.

Echazarreta se fue de Morena no sin antes lanzar todo tipo de acusaciones al virtual candidato de la Cuarta Transformación, Joaquín Díaz Mena. Tiene lógica, no le dieron ninguna candidatura, como tampoco se la dieron a otros personajes que se fueron del partido, pero hasta hace poco le juraban amor a la 4T, a su líder Andrés Manuel López Obrador y a su candidata Claudia Sheinbaum Pardo.

Es lo malo cuando todos se creen con derechos a una candidatura, firman que aceptarán los resultados de las encuestas y después no quedan conformes. El mejor ejemplo de eso fue el propio Marcelo Ebrard, quien  intentó reventar el proceso interno de Morena en el que se eligió a Sheinbaum Pardo como la coordinadora de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, paso previo a la candidatura presidencial.

Así las cosas, las bancadas del PRI y Morena ya quedaron igual que cuando comenzaron esta Legislatura, pues el pasado 1 de febrero se oficializó la llegada de Fabiola Loeza Novelo al bando guinda.

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CA