Editorial de Peninsular Punto Medio

La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha cumplido 200 años desde que se integró por primera vez y en ese marco se realizó ayer un evento oficial en la sede del máximo tribunal, en el que se recordó que se trata de una institución que defiende los derechos humanos y la Constitución.

Se recordó el contexto de su nacimiento y el papel que desempeñó en los momentos más determinantes de la Nación, ya que con la consolidación de las instituciones, se dijo, no se habría logrado sin la actuación de los ministros y ministras que la integraron en estos dos siglos.

En su discurso, la ministra presidenta Norma Lucía Piña Hernández expresó que dar cuenta de los retos por impartir justicia, en estos 200 años, no ha sido una historia cómoda que contar porque esta aspiración se ha ido forjando desde la adversidad.

“Para perseguir el ideal de la justicia siempre ha sido necesario sortear múltiples y complejos obstáculos diseñados por quienes cómodamente se benefician de una perversa situación de injusticia, o de aquellos que piensan que el servicio público no requiere regirse bajo altos estándares éticos, sino que es una patente que los legitima para incumplir las reglas, para abusar del cargo y, específicamente, para abusar de quienes se encuentran en una situación de desventaja”, mencionó.

Expresó que los caminos de la justicia han estado, están y estarán inevitablemente vinculados a los grandes desafíos nacionales. “Si toda corte suprema o todo tribunal constitucional tiene como mandato defender la Constitución, cumplir esta encomienda implicará, tarde o temprano, incomodar a los poderes públicos, fácticos o económicos a todo aquel que pretenda, de algún modo, eludir dicha justicia”.

La ministra Piña reconoció que estos primeros 200 años de historia del alto tribunal también pueden contarse a partir de una inevitable tensión entre los poderes públicos.