El alcalde de Valladolid ignora a arqueros que buscan trascender

En deportes lo que se contabiliza son las medallas de oro y el oriente del estado ha dado excelentes arqueros, principalmente Tizimín.

Con una buena dirección, los vallisoletanos también pueden ser protagonistas, lo que, lamentablemente, no sucede, porque el alcalde del municipio, Alfredo Fernández Arceo, no los apoya con equipo.

Padres de familia de los arqueros indicaron que estos no cuentan con pacas, que requieren para sus entrenamientos.

Recordaron que se las entregaron hace unos meses, pero es equipo que dura determinado tiempo, dependiendo del número de arqueros, además de que varios ya tienen buen nivel y entrenan más tiempo y más seguido.

Los padres de familia asistirán al Martes Ciudadano, donde directores de los diferentes departamentos municipales atienden las solicitudes de los pobladores, aunque todo indica que sólo algunos logran su objetivo y las demás peticiones terminan en el olvido.

Es probable que el alcalde, que resulta ser un vendehumo, está mal asesorado y no sabe que el deporte y la cultura son los mejores escudos del tejido social, principalmente, contra la inseguridad. Ese municipio es uno en los que ha aumentado notoriamente en este tema. Apenas hace unas semanas apareció muerta una pareja de franceses.

Además, cuando los deportistas comienzan a ganar medallas motivan a los niños y jóvenes y son un imán para su práctica.

Para muestra el botón que resultó hace unos años con la arquera Aída Román, quien luego de que consiguió la medalla olímpica, miles de niños y jóvenes de la Ciudad de México mostraron interés por este deporte, que terminaron saturando las escuelas públicas de arquerías.

Los padres de familia realizan un gran esfuerzo para que sus hijos practiquen esta disciplina, ya que en ocasiones terminan comprando el arco para no depender del que prestan las autoridades deportivas del municipio, al igual que las flechas, pero las pacas deberían ser equipo que debe proporcionar el Ayuntamiento de Valladolid.

Cabe resaltar que el arco, dependiendo de la calidad y modalidad, cuesta varios miles de pesos.

Texto y foto: Darwin Ail