El eterno adiós

Por Juan Esteban Méndez

Mae govannen, estimados lectores. Se ha hecho costumbre que las grandes franquicias tanto cinematográficas como de la cultura pop, expriman sus personajes, íconos y marcas hasta sus últimas consecuencias, en esta ocasión me concentraré en la más reciente entrega de la saga más famosa de Pixar: Toy Story.

Todo tiene su ciclo de vida, normalmente y por estándar de la industria se remite a una trilogía, si el estudio ve potencial se estira hasta 6 entregas o más. En el caso de Toy Story tenemos un caso curioso: con casi 25 años de existencia cerró aparentemente de manera definitiva en el 2010 con la tercera entrega, con un cierre digno, melancólico y de manera cíclica vinculando emocionalmente a una generación.

Ahora, 9 años después de su aparente finalización y después de varios intentos de continuarlo con los cortometrajes, es momento de decir adiós (otra vez) a estos entrañables personajes, pero la verdadera pregunta que nos tenemos que hacer como consumidores es ¿debemos permitir estas eternas despedidas?

Creo que sí es permisible hasta ciertas circunstancias. Toy Story ha sabido cautivar a la audiencia durante muchos años, y si crecimos con ellos y aún queremos volver a verlos aunque sea en una historia aparentemente forzada estamos en toda la libertad de hacerlo, pero si nuestra experiencia acabó con Toy Story 3 también podemos quedarnos con ella, aunque en definitiva mañana tendremos con Toy Story 4 una gran historia y les invito sinceramente a darle una oportunidad.

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