Para conocer más de la Mérida de ayer hay que disfrutar de obras como “Gentes y Cosas de mi Tierra”, en la que Santiago Burgos Brito nos cuenta de un lustrador conocido como el “Negro Timbilla”, que se instalaba cerca de la puerta de Palacio de Gobierno.
El nombre de este hombre originario de Cuba era José Godinez Crespo y padecía de invalidez congénita en las piernas, lo que no le permitía caminar normalmente y se tenía que apoyar con un bastón.
—Ese impedimento ocasionó en El Negrito profundos complejos y se su boca brotaban temerarias blasfemias —se lee en el libro “La Mérida de los años 20”, de Francisco D. Montejo Baqueiro, quien destaca que este personaje tenía un carácter alegre y dicharachero.
Con el paso del tiempo se aficionó a tomar aguardiente, para tratar de ahogar sus penas lo que lo hizo más rebelde e inconforme, y una noche de 1915, el 24 de septiembre, se anunció una concentración de trabajadores en la Plaza Principal que salió de la casa del obrero mundial y que se anticipa, sería muy violenta.
Los trabajadores llegaron poco después de las ocho de la noche y al pasar frente a Catedral comenzaron los discursos contra el Capitalismo y la opresión y después contra el clero y la Iglesia.
Como resultado de las arengas, la horda de vándalos arremetió contra la puerta principal de Catedral y al ceder ingresaron para prender fuego a retablos, cuadros, ornamentos sagrados, el órgano y el Cristo de las Ampollas que fue arrastrado y llevado a la inspección de Policía.
Testigos del saqueo sacrílego reconocieron al “Negro Timbilla” entre la horda, de quien se dice que apoyado en su bastón bailó sobre el Cristo, explotando todo su resentimiento reprimido, y después simplemente se perdió entre las sombras de aquella noche de tristes recuerdos para el pueblo católico.
Y al día siguiente como si nada hubiera pasado, de nuevo se encontraba “el Negro” Timbilla limpiando zapatos en su lugar ahora frente a la cantina “Las dos Naciones”.
La vida del “Negro” Timbilla finalizó junto con la segunda década del siglo XX, en un humilde domicilio de la 56 por 45, tenía 77 años de edad.
Texto y fotos: Manuel Pool
Fotos: Manuel Pool / Cortesía