Después del saludo con abrazo incluido, que le dio el gobernador Roberto Borge al subsecretario de turismo del gobierno federal Carlos Joaquín González, durante la cena de gala ofrecida por la Cruz Roja en Cancún el sábado pasado, no ha faltado quien ha querido distorsionar el gesto.
Es natural que los seguidores de Carlos Joaquín quieran aprovechar cualquier ocasión para generarse publicidad, incluso manipulando la información, solo que en esta ocasión en el pecado llevan la penitencia, porque el suceso lo deja en completa evidencia negativa.
En la columna “destripacuentos” de Antonio Callejo, publicada en Diario Respuesta el lunes pasado, se relata fielmente una descripción pormenorizada de los detalles, tanto del evento como del suceso en particular, por lo que no resta mas que el análisis, desde el punto de vista de la interpretación política.
En principio nada tendría de particular que dos personajes de la talla del gobernador del estado principalmente, y un funcionario federal de segundo nivel se saluden en un acto publico.
Sin embargo el hecho llama la atención, porque la actitud de Carlos Joaquín al ser suprimido oficialmente de la lista de aspirantes del Revolucionario Institucional para la candidatura para suceder a Roberto Borge en la gubernatura, ha sido de franca ruptura.
Al verse eliminado del proceso priista de selección, precisamente por su falta de respeto a las formas y los fondos que rigen el estricto sistema priista, Carlos Joaquín se decanto por una insubordinación publica y manifiesta.
Como parte de esa estrategia el subsecretario de turismo federal, ha estado desarrollando una precampaña en la entidad, que no esta autorizada ni por el gobernador, ni por la dirigencia nacional del partido.
De hecho en diversas ocasiones, ha quedado de manifiesto claramente que en su pretensión de ser candidato a gobernador, esta mas que dispuesto a separarse de su militancia priista para buscar ser postulado por otro partido político.
Con ese antecedente, el encuentro publico aun circunstancial, necesariamente implicaba el interés no solo de los presentes, sino de todos aquellos que siguen y están pendientes del proceso sucesorio estatal.
Como dicta el protocolo, indiscutiblemente tendría que haber sido Carlos Joaquín quien por educación y respeto de las jerarquías, porque todavía es funcionario de un gobierno priista, tendría que haber tenido la cortesía e incluso la obligación, de saludar a la máxima autoridad local, pero no lo hizo.
Eso por supuesto llamo la atención de los presentes, quienes ante la situación criticaron su carencia de modales, pero no sorprende que el talante arrogante que siempre ha caracterizado a Carlos Joaquín, dejara al descubierto una vez mas su carencia de tacto y sensibilidad, como apuntábamos anteriormente, su desconocimiento de los fondos y las formas y peor aun, una absoluta falta de respeto a esos valores.
En contraste el gobernador Roberto Borge, que conoce y comprende perfectamente los cánones que imperan en la actividad publica, tanto la social como la política, independientemente de que es evidente que por la correcta educación que el si recibió, sus actitudes y el respeto a su investidura están por encima de cualquier desencuentro personal.
De tal suerte que fue el propio mandatario, quien en un gesto de extrema cortesía acudió hasta la mesa donde se encontraba Carlos Joaquín para saludarlo, dándole una muestra y sobre todo una lección al político de origen yucateco, de gentileza y elegancia.
Literalmente una cachetada con guante blanco, que solo la puede dar quien asume su posición y actúa de acuerdo a ella en congruencia, porque Roberto Borge en su calidad de gobernador del estado, no tiene la mas mínima necesidad de sostener ningún tipo de rencilla, con quien no es de su misma condición.
Mucho menos cuando el escenario de carácter social, obligaba al respeto de las formas, de la educación, por encima de cualquier otro aspecto, precisamente por ello se desprende que el gobernador le dicto a Carlos Joaquín cátedra de modales.
El gobernador puso de manifiesto con toda propiedad, que esta como reza la frase de la liturgia política, en la plenitud del ejercicio del poder, en absoluto y completo dominio de su investidura, y actuó en consecuencia.
Una muestra fehaciente de ese predominio, mediante un gesto cortes que se interpreta como mensaje, que mientras dimensiona su imagen, empequeñece la de Carlos Joaquín por descontado.
De por medio no hay una disputa, mucho menos una competencia, es el gobernador quien administra y controla su propio proceso sucesorio, en uso de las facultades investidas en su cargo, como máxima autoridad de su partido en la entidad.
Será el quien proponga a su sucesor al Presidente de la Republica, además con la prerrogativa de que su propuesta será sin ninguna duda, aprobada y consignada tal cual como sea presentada.
Visto así, no hay pues ningún tipo de querella, algo que Carlos Joaquín en su obcecación jamás fue capaz de entender, error que por segunda ocasión consecutiva lo marginara de la posibilidad de ser postulado para un cargo, que es evidente por su incapacidad, no merece.
Twitter@vazquezhandall