El Instituto Yucateco de Emprendedores y el Ayuntamiento de Mérida impulsan, mediante diversos programas, a quienes comienzan una empresa o proyecto de negocios
En 2022, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) posicionó a Yucatán en primer lugar en todo el país como la entidad que más programas ejerció para apoyar emprendimientos, empresas o empleos, para hacer frente a la pandemia por coronavirus.
El año siguiente, el 2023, fue clave para el Instituto Yucateco de Emprendedores (Iyem), pues consiguió su primera generación “robusta” de incubación de negocios, de acuerdo con declaraciones de la copropietaria de la empresa “Los Milagritos, Folk, Arts & Crafts”, Daniela Brito Ponce, una de las beneficiarias con programas de dicha institución.
La entrevistada consideró que ya se cuenta con un prometedor ecosistema de emprendedores, a quienes asesoran, orientan, capacitan y les permiten desplazar sus productos en redes sociales, así como llevar las finanzas.
Un ecosistema emprendedor es la convergencia de todos los actores involucrados en los procesos de emprendimiento donde se fomenta la innovación, la creación y el desarrollo de nuevos startups.
Una startup es una empresa de nueva creación que, gracias a su modelo de negocio escalable y al uso de las nuevas tecnologías, tiene grandes posibilidades de crecimiento. Este tipo de empresa está ganando fuerza en los últimos años.
En 2020, México ocupó el puesto 55 entre las 131 economías incluidas en el Índice de Innovación Global de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, logrando puntajes por encima del promedio para el grupo de países de ingresos medianos altos en seis de los siete pilares del índice: capital humano e investigación, infraestructura, sofisticación del mercado, sofisticación empresarial, productos de conocimiento, y tecnología y productos creativos. Por el contrario, México obtiene un puntaje por debajo del promedio para su grupo de ingresos en un pilar: las instituciones. En comparación con otras economías de América Latina y el Caribe, México se desempeña por encima del promedio en los siete pilares del índice.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Productividad y Competitividad de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México existen cuatro millones de pymes que son las responsables de generar el 72% del empleo y aportar el 52% al Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
Además, el 97.6% de los establecimientos en el país son microempresas. De esta estadística parte la cifra tan alta en su impacto en la generación de trabajo, mientras que las pequeñas empresas sostienen el 13.5% de los empleos.
Brito Ponce recordó que ella cambió de giro, pues anteriormente vendía productos del cuidado de la piel, amigables con el medio ambiente, orgánicos, veganos, y ahora con su hermana Paulina puso un negocio de artesanías.
Agregó que ellas son de la Ciudad de México y a su familia siempre les ha gustado las artesanías, por influencia de su abuela materna, a quien no conoció bien, ya que falleció cuando tenía dos años.
La entrevistada manifestó que en su casa siempre contaban las historias de cada artesanía, por ejemplo, que los alebrijes se elaboran con la madera copal y que los artesanos tienen que estar reforestando cada seis meses.
Enfatizó que este negocio surgió porque venían sus conocidos y les pedían comprar piezas de Talavera o alebrijes, productos difíciles de conseguir en el Estado.
“Para los extranjeros estos son las artesanías y piensan que se consiguen en cualquier estado. Optamos por ofrecer artesanía de diferentes estados de la República”, refirió.
“De Yucatán ofrecemos artesanías de bordados de punto de cruz y de henequén”, añadió.
Expresó que en esta artesanía combinan lo pasado, en la técnica de cruz y la modernidad y creatividad que realiza la diseñadora Aremi con modelos modernos. También hay bolsas teñidas de henequén. Los trabajos tejidos los elabora una cooperativa de Tecoh.
Aseveró que el trabajo artesanal es muy valioso, que incluso hay piezas que ya están en galerías de artes y museos.
Hace unos meses, la comunidad oaxaqueña que radica en Mérida lució sus vestidos representativos en cada región. Uno de sus bordados puede alcanzar los 50 mil pesos, aparte las joyas.
Asimismo, lamentó que empresas chinas como Temu puedan ofrecer artesanías hasta en 10 pesos. “Es impresionante su producción masiva, la gran variedad de productos que venden, que hasta probablemente hasta niños podrían estar trabajando”, opinó.
“No es ningún secreto, hay plataformas chinas que ofrecen recipientes en 30 pesos, mientras que en un supermercado lo consigues a 300 pesos, la gente va por lo barato porque puede comprar 10, también venden zapatos, ropa, decoración de casas”, precisó.
Explicó esto perjudica a los artesanos y por eso la importancia de hablar de la historia de las artesanías. “Por ejemplo, hay ocasiones que el artesano, para que consiga el hilo de algodón, tiene que recorrer grandes distancias, los algodoneros pueden vivir en un municipio vecino y hasta allá va para conseguirlo”.
De igual forma comentó que algo que se les complicó en este nuevo emprendimiento fue conseguir el lugar, ya que su anterior negocio fue digital y ahora es físico. Las rentas son altas, otras no tanto, pero los locales estaban muy alejados de la zona turística.
“Se cayeron tres opciones, ya estábamos a punto de tirar la toalla. El proyecto lo teníamos desde hace dos años, conseguir el local fue lo tardado, hasta que un día se decidió hacer un último intento, sin tanto ánimo, fue algo del destino porque vieron el local y que, finalmente, rentaron”, relató.
El local está ubicado en el predio marcado con el número 424 en la calle 54 entre 49 y 51, a una esquina del Corredor Gastronómico.
Interrogada sobre el cierre de una empresa de varias generaciones como Papelería Farah, consideró que pueden ser varios factores como malas decisiones, pleitos familiares, divorcios. “Además, no hay que olvidar que se requiere de mucha pasión y este fue el negocio que apasionó a los abuelos y al papá y probablemente ya no a los nietos, hijos o bisnietos”, comentó.
Sobre el nombre de su negocio, “Milagritos”, dijo que se debe a su gusto por las artesanías, y que colecciona corazones. “Tengo de Playa del Carmen, Tulum, Campeche, Oaxaca, cada corazón es un milagrito y no dudamos en ponerle este nombre”.