La Estación de Ferrocarriles de Mérida fue inaugurada el 15 de septiembre de 1920, ubicada sobre la vía del antiguo ferrocarril Mérida-Progreso, obra iniciada en 1913, diseñada con estilo arquitectónico neocolonial mexicano, cuya estructura fue sede de los servicios ferroviarios públicos hasta 1974, cuando dejó de prestar sus servicios Ferrocarriles Nacionales de México.
Si bien los primeros ferrocarriles funcionaron en la ciudad de Mérida desde 1881, con una estación que estuvo ubicada sobre la calle 57 frente al parque de Mejorada, sitio que muchos años después fue el cine Alcázar, el desarrollo del proceso industrial marcó las modificaciones necesarias en la demanda de espacio, lo que obligó a edificar una nueva estación.
De manera previa, según establece la Enciclopedia Yucatanense en su tomo III, el desarrollo de la industria henequenera, el proceso de crecimiento de la ciudad y la necesidad de una mayor cantidad de mercancías desde el centro y Golfo de México, obligó a ampliar las redes de comunicación de la capital yucateca.
De esta forma, en agosto de 1874 se aprobó el primer trayecto de la ruta del Ferrocarril de Mérida rumbo al puerto de Progreso, e inició la construcción de la línea. Para julio de 1881 finalizó la edificación de la que fue la antigua estación de esta ciudad, misma que el 16 de septiembre de ese mismo año fue inaugurada, formalizando el servicio comercial y de pasajeros de esta ruta (calle 57 entre 50 y 52).
Sin embargo, esa estación funcionó muy poco tiempo, por lo que se propuso en 1910 la construcción de una nueva, cuya primera piedra fue puesta en 1913, concluida en 1919, e inaugurada formalmente en 1920.
Gran inversión de 27 mil pesos
De acuerdo con la Enciclopedia Yucatanense, la construcción del edificio tuvo un costo de 27 mil pesos, debido a que se adicionaron terrenos y se construyeron espacios para el acceso de 10 líneas internas, esto es, hasta el mismo número de locomotoras en movimiento podía trabajar en la estación, y se asignaron pasillos para las rutas del interior del estado.
En 1937 había andenes específicos para las rutas a Veracruz, Progreso, Sotuta, Tekax y Tizimín, además del edificio compuesto en su parte frontal de mampostería, y posterior de tejas de cerámica, incluyendo las bodegas laterales (calles 48 y 46), que hasta hoy permanecen en abandono.
Si bien de manera original la estación era propiedad de un particular, con el proceso federal de expropiaciones en 1940 pasó a ser parte del Estado y posteriormente se convirtió en un sitio estratégico de comunicaciones.
La Estación de Ferrocarriles de Mérida funcionó de manera eficiente y fueron sus instalaciones las que permitieron darle un rostro a la ciudad, ya que las primeras oficinas de telégrafos y servicio postal estuvieron en ese mismo edificio, hasta que lograron tener las propias.
Sitio de encuentro social
Según la citada enciclopedia, durante más de medio siglo la Estación Central de Ferrocarriles fue el sitio a donde acudía gran parte de la sociedad yucateca.
Se sabe que para llegar al centro del país, hasta 1960 la vía más cercana y posible era el ferrocarril. Por ello, artistas, toreros, músicos, compañías de teatro, deportistas y también políticos llegaban a Mérida por este medio de transporte.
Asimismo, llegaban a la ciudad alimentos, refacciones, productos agrícolas, enseres domésticos, materiales de primera necesidad, que se almacenaban en las bodegas de la estación.
El ferrocarril también permitió que el estado intercambiara mercancías, lo que contribuyó al auge ganadero de Tizimín; además se desplazaban productos que arribaban a Progreso como harina, sorgo y maíz, así como materias primas para la Cervecería Yucateca y otras empresas que han hecho historia en Yucatán.
La Estación Central contribuyó a dar un auge importante a la zona nororiente de la ciudad de Mérida, que iniciaba un proceso de modernización y crecimiento; por ello se estableció el patio de maniobras y posteriormente un sitio para equipamiento y reparación de las maquinas locomotoras.
Auge henequenero y cervecero
De esta forma, en esa misma área se edificó el Hospital de Henequeneros, centro sanitario que en su momento fue de los más importantes de la Península de Yucatán, por lo que en su perímetro se edificó la moderna Cervecería Yucateca, ya desaparecida, y cuyo espacio lo ocupa actualmente una plaza comercial.
En esa misma zona se construyó la primera central eléctrica de la ciudad (calle 48 con 61), atrás del Cuartel de Dragones, cuyas calles fueron dotadas de vías férreas, ya que surtían de mercancías y productos, y en el caso de la central eléctrica, de combustóleo.
A partir de 1980 la Estación Central entró en un proceso de deterioro, debido a políticas del gobierno de abandonar el proceso de transformación de la paraestatal Ferrocarriles Nacionales de México, a la que pasó a pertenecer el edificio.
Ese edificio, que consta de dos plantas, dos alas de construcción central, bodegas y áreas de oficinas (despachos), perdió su majestuosidad y presencia, ya que muchas de las áreas laterales fueron abandonadas y debido a un litigio sindical, la propiedad no ha sido del todo recuperada.
Surge la Escuela Superior de Artes
Tras permanecer cerrada más de 18 años, en 2004 la Estación Central tuvo un resurgimiento en su edificio central, con la determinación de ubicar en ese espacio la Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY), cuya dirección fue entregada a la maestra Beatriz Rodríguez Guillermo, quien en una década modificó y reestructuró sus áreas operativas para darle a este sitio una nueva presencia y actividad.
La ESAY es una institución pública de educación superior del gobierno del estado de Yucatán. Es la única institución en el Sureste del país que ofrece licenciaturas artísticas, y cuyo objetivo es formar profesionistas, creadores, ejecutantes, críticos, investigadores, docentes especializados, promotores y administradores culturales en artes eacénicas, visuales, música y todas aquellas disciplinas relacionadas con la actividad artística.
De igual forma, al ser una institución gubernamental, la ESAY tiene la responsabilidad social de diseñar programas de extensión cultural orientados a la comunidad artística y público en general; asesorar en materia de arte y cultura a los organismos públicos y privados que lo requieran, así como realizar investigación y difusión en las áreas de su competencia.
Actualmente la ex Estación Central de Ferrocarriles es un espacio cultural que ofrece las licenciaturas en Docencia de la Danza Clásica, Teatro, Artes Musicales, Artes Visuales y Educación Artística, así como un programa de extensión académica, además de salas de teatro y espacios lúdicos para muestras de arte.- José Cortazar Navarrete