F1, vuelta al romanticismo

Mario Barghomz

mbarghomz2012@hotmail.com

De esencia absolutamente romántica; la actual película protagonizada por Brad Pitt, nos muestra a un personaje típicamente romántico, fuera de los estándares actuales de los deseos del mundo: dinero, fama y diversión; cosas a las que aspira y presume su coprotagonista (y en cierto modo antagonista) Noah, interpretado por Damson Idris, centrado en la inmadurez de una juventud que lo invita a ver el mundo desde otra perspectiva.

Sonny, el personaje de Pitt, exhibe la esencia misma de un personaje decimonónico que no busca competir por nada sino por el puro placer de correr. Temerario y arriesgado (como los románticos del siglo XIX) Sonny no sólo es la antítesis de cualquier corredor real de F1, sino la utopía de algo que sólo es producto de la imaginación y la fantasía de la película, pero que encaja muy bien en el alma de cada espectador (de algunos o la mayoría, supongo) que seguramente se identifican desde el corazón y su propia fantasía con el personaje de Pitt.

Peligro, riesgo y poco o nada que perder; Sonny Hayes (ya mayor para correr) debe demostrarse a sí mismo y no al mundo, de lo que es capaz. En su paralelismo; el afán de los románticos no era por demostrar nada a nadie, sino a sí mismos. Honor, lucha, amor y lealtad eran sus prerrogativas en una época (como la nuestra) donde el idealismo había perdido su oportunidad.

Sonny no corre por dinero ni por un trofeo arriba del podio, por la fama ni por todo lo que acarrea ser un corredor o campeón de F1. Corre por lealtad a sí mismo y por la amistad que mantiene con Rubén, personaje que interpreta Javier Bardem.

Se dice que la película se pierde en su contacto con la realidad. Pero qué esperábamos si hablamos de cine donde el poder de la fantasía y la imaginación rebasan cualquier realidad. En el cine la realidad y la fantasía siempre terminan mezclándose. Y ese es precisamente el valor y el objetivo primordial del cine; transformar la realidad en fantasía.

Ya Netflix, hasta ahora, ha presentado siete temporadas de un biopic que se mantiene en la plataforma, sobre la vida y el universo de corredores, autos, directores, ejecutivos y dueños de este deporte de élite, sujeto a estrictas medidas de participación y reglas que mantienen a la F1 fuera de todo romanticismo (como el de Pitt) y dentro de una realidad rígida, poco flexible, pero altamente organizada.

Sin ancla ni rumbo; Sonny vive y duerme en una camioneta camper, sin parecer querer nada más que su atípico modo de vida. Sin embargo, hay algo más que lo hace ser quien es; un pasado que lo determina. Sonny, como cuenta el argumento, estaba destinado a ser algo especial dentro del automovilismo, pero el destino quiso que fuera de otra manera. Ahora le toca demostrar, al menos, que realmente lo merecía. Y es Rubén quien lo busca para darle esa oportunidad y dársela también así mismo para salvar su escudería.

La película nos ofrece, además de la enorme personalidad de Brad Pitt y la excelente actuación de Bardem; no sólo el entretenimiento que buscamos cuando miramos una película; sino la pauta romántica de Sonny en cada una de sus acciones y su pensamiento de vida.

En algún momento de nuestra vida todos hemos sido románticos, quisimos serlo o aspiramos a serlo algún día, aunque esta idea no pague las facturas. En la mayoría; la idea de serlo nunca salió de su cabeza.