NUEVA YORK. – Un viernes nublado recibió a los familiares que se reunieron para recordar a las casi 3.000 personas que murieron en los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, Pensilvania y las afueras de Washington, cuando aviones secuestrados por militantes de al Qaeda provocaron muerte, caos y destrucción.
En Nueva York, los familiares de las víctimas leyeron sus nombres de un modo solemne y conmovedor. Niños que no tenían edad suficiente para recordar a sus familiares muertos o que no los llegaron a conocer participaron en la lectura en voz alta, informó Reuters.
La ceremonia se realizó en el lugar donde estaban las Torres Gemelas del World Trade Center, derribadas por el impacto de dos aviones secuestrados en una soleada mañana de hace 14 años.
"Venimos aquí cada año. Vivimos en Nueva Jersey. Cada vez viene menos gente, pero mientras respiremos, mi esposa y yo estaremos aquí", dijo Tom Acquaviva, quien junto a su mujer, Josephine, perdió a su hijo Paul cuando las torres cayeron.
"Nunca se hallaron restos, así que básicamente este es su cementerio", afirmó. "No podría pedir un hijo mejor", agregó.
Los secuestradores estrellaron otros dos aviones comerciales contra el Pentágono, en Arlington, Virginia, y en un campo en Shanksville, Pensilvania.
La ceremonia de Nueva York, en la que políticos del pasado y el presente se unieron a los familiares pero no dieron discursos, estuvo marcada por momentos de silencio para recordar cada vez que se estrelló un avión y cuando cayeron las torres.
En Washington, el presidente, Barack Obama, y su esposa, Michelle, guardaron junto al personal de la Casa Blanca un breve momento de silencio en el jardín sur por el aniversario.
Obama celebrará más tarde un encuentro con integrantes del Ejército en la base de Fort Meade, en Maryland.
El secretario de Defensa, Ash Carter, encabezó una ceremonia para los familiares de los fallecidos en el Pentágono.
Por su parte, familiares de los 40 pasajeros y tripulantes que perecieron en el vuelo 93 de United Airlines se reunieron en el flamante monumento erigido en su recuerdo en Shanksville.
Se cree que los pasajeros se rebelaron y pelearon contra los secuestradores, que estrellaron la aeronave boca abajo a 965 kilómetros por hora.