Feliz Año

Armando Escalante
Periodista y analista político

La semana pasada abordamos en esta columna el alto riesgo que implica para la gente “jugar” con la pirotecnia, que este fin de año se vuelve una tradición en especial entre niños y adolescentes. La gravedad de las lesiones que deja va desde quemaduras, la pérdida del oído, hasta heridas en los ojos o de plano, quedarse sin un dedo o varios.

Todos los artificios de pólvora que jugamos de niños en el pasado no se comparan en nada con el poderío bélico (no exageramos) que tienen los productos que ahora nos llegan desde el lejano Oriente, capaces de destruir puertas y ventanas, ya no se diga dejar secuelas eternas en el cuerpo humano.

Estamos seguros que, pese a los riesgos, la gente no dejará de comprar estos artefactos de pólvora de tal manera que es mejor aplicar un correcto manejo que prohibirlos. Es decir, si de todos modos las autoridades no pueden impedirlo, que alguien se ocupe de la parte educativa, logrando que la gente aprenda a jugar con fuego sin quemarse. 

En la entrega anterior, hicimos 10 recomendaciones sobre los cuidados básicos que debemos tener a la hora de encender la mecha y verlos explotar, a fin de evitar el mayor número de riesgos y lesionados. Hoy presentamos 7 sugerencias más:

11.- Tenga cuidado con los cerillos. Use de preferencia un encendedor llamado de estufa, es más práctico que uno de cigarros. 

12.- No concentre varios artefactos explosivos de diferente tiempo de estallido debido a que no se activarán iguales. Las mechas cortas evidencian un estallido inmediato. Cinco o menos centímetros de mecha, pronostican una rápida ignición y no habrá tiempo de alejarse. 

13.- Si a usted le molesta los tronidos de estas explosiones, imagine lo que pasa con los animales: sufren más que los humanos por el estruendo que producen estos artificios. Aléjese de mascotas y otros animales para estallar objetos, y no lance ninguno cerca de ellos, pueden reaccionar desesperados, mordiendo o atacando incluso a quien tengan cerca al intentar escapar.

14.- Aléjese de vehículos, tanques de gas o maleza; vigile que los residuos no caigan sobre paja, ramas secas o cables eléctricos ni nada que los haga causar incendio.

15.- No utilice productos humedecidos. Son más peligrosos.

16.- Por ningún motivo estalle o encienda objetos en lugares cerrados porque la detonación puede causar graves lesiones auditivas, al no haber libre propagación de las ondas sonoras. La onda expansiva también daña.

17.- Algunas prendas de ropa son atrayentes al fuego y peor aún, son inflamables. Las fibras naturales que no están tratadas, entre ellas el algodón, el lino y la seda, se queman con mayor facilidad en comparación a la lana. Toma en cuenta que una chispa puede quemar tu vestimenta y encender fuego. 

Desde luego que “jugar bombitas” sin miedo debe ser más sencillo que estarse preocupando por cómo hacerlo, pero si no fuera porque clínicas y hospitales ingresan cada año a decenas de heridos y quemados en sus áreas de urgencias, así como también llegan a los oftalmólogos niños y adultos con esquirlas en los ojos, este autor no tocaría el tema. Lamentablemente todos conocemos algún caso de alguien que ya sufrió alguna herida irreversible y no está demás protegerse para pasar un Feliz Año Nuevo.

El xix.— El año próximo media ciudad padecerá las consecuencias de las obras relacionadas con la llamada “movilidad”. Habrá quejas, reclamos y un sinnúmero de molestias. No se ve que le preocupe a nadie relacionar estos asuntos (generar perjuicios) con las próximas elecciones, pero sin duda habrá gente furiosa o enojada por “las obras” que decidirá “vengarse en las urnas”. El mayor reto será que se entienda que buena parte de ese desastre urbano que viene (incluyendo algunos arboricidios) al final podría ser de provecho en caso de que tenga éxito el plan de transporte que, dicho sea de paso, no le importa nada a los guiadores sobre todo si son afectados con la reducción de carriles, boyas y pasos peatonales y empeora lo que antes estaba muy bien, como la vialidad. Recordemos que a los miles de beneficiarios del plan de traslado de pasajeros les vale sombrilla “agradecer” o no cualquier mejora.