Gracias, mamá

Mary Carmen Rosado Mota

@mary_rosmot

latribunaesnuestra@gmail.com

Desde ayer domingo y a lo largo de esta semana, se estará conmemorando en nuestro país, y en otras partes del mundo, el día de las madres, y yo no puedo evitar recoerdar aquella campaña de una importante empresa patrocinadora de los Juegos Olímpicos que, en unos cuantos minutos, nos contaba diferentes historias que bien podrían ser la vida de increíbles atletas, mostrándonos pasajes de su infancia hasta convertirse en importantes deportistas pero compartiendo un elemento en común, el trabajo que realizaban sus mamás para ayudar a construir esa carrera deportiva.

Muchas madres se enfrentan a la realidad de ser ellas solas quienes saquen adelante a sus hijos e hijas, quienes se ocupen de las responsabilidades del hogar, de la crianza y de proveer todo aquello que sea necesario para que se conviertan en personas con un futuro prometedor, pero sobretodo, con un presente estable, sea cual sea el sacrificio que requiera.

Cuando las infancias manifiestan su anhelo por un deporte las mamás entienden que hay una nueva responsabilidad compartida, un sueño que perseguir y que requiere de su participación para hacerse realidad. Ahí tenemos las historias de tantas mujeres que trabajaron jornadas completas, que costuran trajes de competencia, que llevan a entrenamientos, que sanan heridas, que están ahí para celebrar las victorias y reconfortar en las derrotas. Quizá no habríamos tenido a una Marta Vieira da Silva sin una Tereza da Silva apoyando y defendiendo el derecho de su hija a jugar futbol.

Pero hay un sacrificio que resulte aún mayor porque, algunas veces, apoyar sus sueños represente dejarles ir. Incontables atletas crecen lejos de sus hogares en centros de alto rendimiento desde tempranas edades, limitando la convivencia familiar a unos pocos días al año pero con la plena certeza de que todas las ausencias, tarde o temprano, valdrán la pena. Basta con recordar a un Randall Willars, tras ganar la medalla de oro en la copa del mundo de clavados, conmovido hasta las lágrimas agradeciendo a su mamá todo lo que ha hecho para que él pueda estar en este nivel.

En el mundo del deporte hay muchas mamás que se han vuelto famosas precisamente por el reconocimiento público que han hecho sus retoños sobre ellas. Otras veces toca al contrario, talentosas deportistas que también han decidido aventurarse al rol de mamás, como ahora lo podemos atestiguar en las redes sociales de Nuria Diosdado, exitosa nadadora mexicana, que comparte el disfrute de esta etapa de embarazo después de su retiro de la alberca.  

Así que hoy no tenemos más que agradecimiento a mamá, por inculcarnos la disciplina, por ser la primera miembro de nuestro club de fans, por gritar en nuestros partidos, por enseñarnos que somos más fuertes que nuestras derrotas y más resistentes que nuestras lesiones. Por apoyar nuestros sueños ya sea dentro o fuera de una cancha, por pagar el boleto para un partido o por aprender de tu hija a quien le gusta escribir sobre deportes, gracias mamá.