Histoplasmosis: advierten sobre riesgos en cenotes y cuevas

La histoplasmosis es una infección poco conocida, pero potencialmente grave, asociada a la exposición en ambientes como cuevas, cenotes, gallineros y espacios con acumulación de tierra contaminada. Recientemente, se reportó un posible caso vinculado a la visita de una cueva en Yucatán, lo cual ha despertado el interés de la comunidad médica.

De acuerdo con la doctora Kenia Guadalupe Ramos Osorio, médica general y maestra en educación, la histoplasmosis es causada por un hongo llamado Histoplasma capsulatum. Este microorganismo vive en el ambiente en forma de moho y se activa al ser inhalado en forma de levadura, principalmente a través del polvo contaminado con heces secas de aves o murciélagos.

“No se transmite entre personas, pero sí al respirar las esporas en lugares contaminados, como cenotes donde habitan murciélagos”, explicó la especialista.

¿Quiénes están en riesgo?

Según la especialista, aunque cualquier persona puede exponerse, el riesgo es mayor para las personas con enfermedades como diabetes, hipertensión o VIH/Sida.

También, son susceptibles de padecer esta enfermedad los trabajadores y trabajadoras rurales o de construcción; los espeleólogos o personas que exploran cuevas; así como las niñas, niños y personas adultas mayores  que presenten defensas bajas.

Medidas de prevención

La doctora Ramos Osorio compartió algunas recomendaciones clave: evitar ingresar a cuevas o cenotes durante épocas de calor, cuando hay más visitantes y mayor polvo en el ambiente. 

Utilizar cubrebocas KN95 o tricapa, ya que los de tela no son efectivos contra las esporas del hongo.

Verificar que el suelo esté húmedo, debido a que el polvo en el aire puede contener las esporas del hongo; por ello deben tomarse las medidas necesarias para evitar la proliferación de esta enfermedad.

“Cuando la tierra está seca, el polvo se levanta y puede contener las esporas del hongo. Por eso es importante que los espacios se mantengan húmedos, especialmente antes de permitir el ingreso”, añadió.

También, señaló que no se recomienda el uso de desinfectantes agresivos, como hipoclorito o formaldehído, ya que son altamente tóxicos y pueden ocasionar daños al entorno natural, así como para sus familiares y sus mascotas.

¿Cuáles son los síntomas?

La histoplasmosis puede confundirse con una gripe común. Por ello, es fundamental informar al personal médico si se estuvo recientemente en contacto con cenotes, cuevas o excavaciones.

Los síntomas dependen del estado de salud de cada persona:

Forma aguda (leve o moderada): fiebre, tos seca o con flema, dolor en el pecho, fatiga, dolor de cabeza y malestar general. Suele durar hasta cuatro semanas.

Forma pulmonar crónica: en personas con problemas respiratorios como Epoc. Hay tos persistente con flema purulenta o con sangre, fiebre vespertina y pérdida de peso. Puede confundirse con tuberculosis.

Forma diseminada: afecta a personas con defensas bajas. El hongo puede pasar a órganos como el hígado, médula ósea o cerebro. Produce fiebre alta, diarrea crónica, úlceras bucales, pérdida de peso y agrandamiento del hígado y bazo. Esta presentación puede ser mortal si no se trata a tiempo.

Llamado a la prevención

Durante las vacaciones, especialmente en Semana Santa o verano, es común visitar cenotes y espacios naturales. Por ello, la doctora recomienda precaución y conciencia sobre los riesgos invisibles.

Sin embargo, advirtió que no se trata de dejar de acudir o disfrutar de estos espacios, sino que deben redoblar los cuidados para no contraer la enfermedad.

“No se trata de dejar de disfrutar estos espacios, sino de hacerlo de manera segura. Informar a profesionales de la salud sobre una posible exposición puede salvar vidas”, concluyó.

Datos a destacar

La doctora Kenia Ramos recomienda evitar ingresar a cuevas o cenotes durante épocas de calor, cuando hay más visitantes y mayor polvo en el ambiente.

Aunque cualquier persona puede exponerse, el riesgo es mayor para las personas con enfermedades como diabetes, hipertensión o VIH/Sida, así como exploradores de cuevas o cenotes.

Texto y fotos: Andrea Segura