Al igual que en otros países, el envejecimiento poblacional en México, acompañado de una disminución en las tasas de natalidad, plantea retos significativos en la atención a los adultos mayores, especialmente en lo relacionado con su salud mental.
Este fenómeno ha generado un cambio en las necesidades sociales, promoviendo el cierre de guarderías y escuelas en favor de la apertura de asilos y centros de atención para la tercera edad.
Los trastornos mentales representan un desafío importante en este grupo etario, ya que constituyen el 10.6% de los años vividos con discapacidad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que para 2030 una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más, y alrededor del 14% de ellas vivirá con un trastorno mental.
Aunque la mayoría de los adultos mayores goza de buena salud, muchos enfrentan riesgos elevados de desarrollar condiciones como depresión, ansiedad, demencia, movilidad reducida, dolor crónico o fragilidad, lo que puede requerir cuidados a largo plazo.
Entre los factores que pueden desencadenar problemas de salud mental en los adultos mayores se encuentran la disminución de la movilidad, la falta de sentido de propósito tras la jubilación, la reducción de la interacción social, menores ingresos económicos y, en muchos casos, el maltrato por parte de sus cuidadores. Estos elementos pueden exacerbar afecciones preexistentes y contribuir al desarrollo de nuevas complicaciones.
Para abordar estas problemáticas, es crucial implementar medidas de apoyo y prevención, tales como:
– Reducción de la inseguridad financiera y la desigualdad de ingresos.
– Garantizar viviendas y espacios accesibles y seguros, incluyendo transporte y edificios públicos adaptados.
– Fomentar comportamientos saludables, como mantener una dieta equilibrada, realizar actividad física, evitar el consumo de tabaco y reducir la ingesta de alcohol.
– Ampliar programas de salud y apoyo social, especialmente dirigidos a personas que viven solas, en áreas remotas o con condiciones crónicas.
– Desarrollar redes de apoyo para cuidadores y centros especializados en el cuidado de adultos mayores.
El cuidado de la salud mental en esta etapa de la vida requiere un enfoque integral que combine intervenciones médicas, sociales y comunitarias para garantizar un envejecimiento digno y saludable. Promover políticas públicas y programas que protejan y fortalezcan el bienestar de los adultos mayores es un compromiso esencial en una sociedad que busca ser más inclusiva y equitativa.
datos a destacar
Para que se pueda establecer un conjunto de acciones rumbo a un envejecimiento saludable debe existir la comunicación y la disposición familiar. También crear entornos físicos y sociales que faciliten el bienestar y permitan a las personas llevar a cabo las actividades que son importantes para ellas.
En México, el Instituto Mexicano del Seguro Social (Imss) cuenta con el Programa de Envejecimiento Activo Saludable en los CSS, en donde se ofrecen clubes y actividades para el bienestar físico, mental y emocional de las personas mayores.
Texto y fotos: Darwin Ail